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A nadie se le escapa el interés y trascendencia de la retribución en momentos de enorme complejidad como los actuales, y donde las subidas del SMI, la importante escalada de los precios vista durante el último año, la necesidad de atraer y retener talento en las organizaciones, son solo muestras de la realidad poliédrica de una institución, el salario, sobre la que están lloviendo ríos de tinta en los últimos años.
Se ha dado a conocer que CCOO y UGT ha alcanzado un acuerdo con la patronal para incrementar los salarios en el marco del Acuerdo Estatal de Negociación Colectiva (AENC). Esta noticia ha sido recibida con positividad por parte de UATAE, quien considera que “esta medida es un paso importante hacia una mayor justicia social y una recuperación económica equitativa”. La subida de salarios supondrá un aumento del poder adquisitivo, que se traducirá en un mayor consumo.
En realidad, el sistema económico con la simple ley del mercado es evidente que no produce el bienestar de toda la población de un país y tampoco el pleno empleo. El economista inglés Keynes insiste en esto de modo absolutamente coherente. Puede parecer contradictorio, pero el ahorro no incrementa el consumo, al contrario, lo reduce y es algo negativo.
China siempre ha adolecido de un desarrollo económico suicida y poco respetuoso con el medio ambiente, con crecimientos desmesurados de macrourbes y megacomplejos industriales y la consiguiente reducción de superficie dedicada al cultivo agrícola. Así, según un estudio realizado por científicos chinos en 1990, el 40% de los mamíferos y el 76% de la flora estaba en peligro de extinción.
Una encuesta llevada a cabo entre más de 500 empresas ha concluido que de cara al próximo año los incrementos salariales se situarán de media en torno al 3,16%, y será ligeramente más alto en el personal no directivo, con un crecimiento del 3,5%, mientras que para los mandos intermedios y puestos directivos el crecimiento será del 3%.
Mientras Aragonés y Junqueras se dedican a acabar por su cuenta con las alianzas separatistas en Cataluña, en el resto de la nación española el pesimismo se va haciendo dueño de un pueblo que ya se está empezando a dar cuenta de que, en cuanto a recuperación económica, nada hay de las promesas sanchistas de una vida mejor en manos del socialismo.
Cada vez somos más pobres y no lo decimos nosotros, lo dicen los datos. Según las últimas informaciones publicadas por el INE (Instituto Nacional de Estadística) en su último informe publicado el 30 de mayo, España ha sufrido una subida generalizada interanual de precios del 8,7%, creciendo 0,4% con respecto al mes anterior. Una vez más nos encontramos en un panorama económico donde todo aumenta menos los salarios.
La inflación está devorando las rentas de las clases populares. Y la guerra de Ucrania, aunque actúe, no es el factor determinante, sino el atraco y la voracidad oligárquica. Es impostergable redistribuir la riqueza. Necesitamos un pacto de rentas que garantice el poder adquisitivo de salarios y pensiones y proteja a autónomos y pymes.
¿Aumento de salarios a los trabajadores o de sueldos a los congresistas? El Jefe de la bancada opositora, Nano Guerra, pide más macro-sueldos a los parlamentarios, pero condenar a los trabajadores a perder derechos y mantener sus ínfimos nano-salarios.
Los profesionales médicos españoles se muestran insatisfechos con sus ingresos, pero no con su profesión. Así lo muestra el ‘Informe de remuneración económica y satisfacción profesional: España’ publicado hoy por Medscape, plataforma de información especializada en salud.
Además de lo que cobran los grandes divos –tipo Messi- me entero que el jugador del Manchester United, que se enfrentó como suplente el pasado martes al Barça, percibe un salario de más de 200.000 € semanales.
Los beneficios de las empresas del IBEX 35 subieron, en el último año, un 16,2%, mientras que aportaron un 11% menos al impuesto de sociedades, un dato que cuestiona el diseño de este impuesto y deja en entredicho el compromiso para reducir la desigualdad de muchas grandes empresas, que priorizan ganar competitividad manteniendo holgados márgenes de beneficios a costa de ajustes de salarios y una menor contribución fiscal.
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