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Caminar sobre la alfombra de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara es un recuerdo que regresa a mí con frecuencia, como si fuera la esencia de un perfume o el aroma de un café americano. Mi primera experiencia en la feria fue en 2002, cuando Cuba fue el invitado de honor; sin embargo, esa edición se me desvanece en la memoria.
Tanto para los autores y/o artistas en las diversas disciplinas del Arte, su percepción es aquello donde la mente, cerebro y sus diversas regiones procesa, cuando tenemos contacto con alguna creación artística, aunque no es necesario tiene que ser de lo que vemos, los datos o información la podemos recibir, percibir de cualquiera de nuestros sentidos.
Recordar no es simplemente traer información al presente. Es mucho más profundo. Como dijo un reciente Premio Nobel de Medicina, al recordar, revivimos las experiencias con una viveza extraordinaria: los sonidos, los olores, los colores, como si lo estuviéramos viviendo nuevamente.
Creemos ver, pero estamos ciegos si no nos percatamos de esos pequeños detalles que la vida nos muestra. Muchas veces vamos en dirección recta sin fijarnos en las curvas que nos indica un camino bien delimitado y perfecto, sin embargo, no miramos al suelo, no nos vemos pisotear las margaritas que por algún motivo permanecían fuera de esos límites, siempre recortando camino…
La mayoría de las veces no somos conscientes de cómo pasa el tiempo en nuestras vidas porque, de forma general, siempre estamos sumidos en una rutina constante que ocupa los días sin dejar momento alguno para la reflexión o para tomar conciencia sobre nuestra identidad reflejada en un espejo.
Algunas personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte (ECM) cuentan experiencias subjetivas como la sensación de salir del cuerpo, atravesar un túnel, encontrarse con seres de luz y, a veces, la revisión de eventos significativos de la vida: ver la vida entera como en una película.
Es muy popular aquella expresión de considerar a una persona teclosa; aunque en realidad apenas prestamos atención a donde residan esas teclas, su estructura y funcionalidad. Es una manera de referirnos a esos puntos de contacto con la sensibilidad del individuo.
Es necesario seguir profundizando en este sustrato más profundo de la realidad humana, los sentimientos y la experiencia más allá de la supervivencia de la vida diurna; en la vigilia intentamos sobrevivir a un mundo lleno de conflictos que pudieran detener nuestro paso, sin embargo, en los sueños del hombre mortal, en aquellos momentos de mayor indefensión, surge la libertad de volar sin alas, de cantar más allá de los límites espacio-temporales de lo real.
La música nos acompaña en cada paso que damos. Y es que todos sabemos que es un recurso ancestral que sirve de lenguaje para transmitir emociones. ¿Cuántas veces hemos escuchado una canción que no era de nuestro estilo, pero que sin embargo ha logrado conmovernos? Desde la Prehistoria, los humanos hemos aprendido a hacer música para comunicarnos, compartir y crear momentos únicos.
“Los problemas del desempleo, la inactividad y la precariedad profesional deben situarte en el centro de las políticas de recuperación económica, si en verdad queremos evitar que la crisis laboral se convierta también en un trance corriente”.
Gracias a la tecnología inmersiva de la realidad virtual, el cinéfilo dejará su cómoda butaca, se quitará los zapatos y se pondrá los implementos necesarios para correr, sudar y sufrir las persecuciones, encierros y angustia que hay detrás del ansiado sueño americano.
Las nubes encrespadas y foscas se desplazan con sus protuberancias hacia unas nuevas venturas, cesan en sus mensajes desazonantes, nos dejan más tranquilos. Nos pusieron a prueba cuando sufrimos las tormentas y ahora pasamos a controlar mejor las iniciativas. Aquellos cielos turbulentos cargados de chispazos deslumbrantes y de sonidos desgarrados, no favorecían la espontaneidad de los empequeñecidos ciudadanos.
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