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Se ha enamorado de nuevo y ya es toda una mujer, adulta. Le ha pasado de nuevo, ¿será la última vez?
La cabeza del ruin de mi esposo -reciente decapitado- y archienemigo de mi amante luce como flor azteca en el ya impresionante florero
desde siempre advertible encima del bargueño del comedor.
Se nos abre un inmenso año lleno de expectativas de todo orden. Creo que no es mala cuestión empezar reflexionando sobre nuestras creencias para no perder la brújula que nos debe ayudar en este 2025.
Ambas con la vigilia a hombros y un airecillo insondable ¡No te nos escaparás! con nuestros corazones en tu fibroso trinchante.
Nieve en el campo, blanca como un caramelo de anís, que sabe a la vista a limón, igual que un "te quiero zanahoria", nieve en el campo verde, blanca como paloma blanca que vuela ante tus ojos azules y tú la amas.
Transitamos por diciembre, el mes más acogedor, con un día veinticuatro que es dulce y evocador porque es cuando celebramos, con júbilo y devoción, el hecho más trascendente vivido tras la Creación.
Ese corazón está puesto muy lejos concurren expedicionarios. Resarce el aire cerca del oro. Me las vi con uno que más que como yo
era en efecto yo viéndoselas conmigo. Tan intrincada como lúdica resultó la finalmente para nada excepcional contienda de resultas de la cual redacto ahora este sosiego.
¡María, es hora del camino! que el César nos obliga y apremia, yo preparo el borrico tú, la ropa para el niño…
El relámpago de la perspicacia en la soledad donde la incitación del instante adorado, agradecido, cunde con el niño en el páramo aurífero de su pecho de institutriz.
Aribela no quiere depender de su marido así que depende de su comisionista de bolsa. Acaropita no quiere depender de valeriana, hierbas aromáticas y tiernos yuyos de impreciso encanto, así que depende de bencedrina, apomorfina, peyote, bannisteria, caapi, barbitúricos y cortisona cuando se la inyecta endovenosamente.
El trineo chirrió y el barín arribó atrás el sueño, las verstas y el sopor helado de la estepa y las medidas de aguardiente de los cocheros y otra vez el sueño en menudos copos.
Quien venga por vez primera, a esta ciudad de embeleso, debe tener su alma abierta sin trabas o impedimentos. Porque Córdoba es ciudad, para verla con empeño, gozando de sus callejas, jardines y monumentos. Para aspirar sus perfumes, y disfrutar del misterio, que proporcionan sus patios con mil flores de ornamento.
Creo que le matarán, con la mirada cruel, los puños alzados, quieren sacarle la vida, y es fácil, pues está solo y no sabe defenderse.
Expeditivo, lo trabaja. A sus requisitorias no me presto: sí me vendo, 1000 pesos por un rato. Indaga mi culo y obtiene el vencimiento de su interés. Menos cerca del pavo real que del pavote, me pavoneo. Me pavoneo cercado por pavotes y pavos reales. O me falta o está flojo un tornillo. Mi conciencia de que falta o está flojo un tornillo no me falta, y mi empeño en el registro substancioso de que falta o está flojo un tornillo no está flojo.
Inspirado mi amigo cumple en mi culo su misión mientras en el espejo del adusto roperito de mis padres se incentiva vigilando su propio culo.
Con guita cantaría otro gallo. Retocado aquí y allá acentuaría mi vigencia. No daría tregua ni la mangaría...
Córdoba, luz y colores, lindeza y coquetería, pozo de sabiduría y un bello jardín de flores.
El arcángel Rafael, en Córdoba es venerado, pues fue el enviado fiel que Dios había designado para echar de nuestro lado aquella peste tan cruel.
Fui perseguido en un sueño libertino por tu mamá. Fui alcanzado en un sueño libertino por tu mamá...
No utilizaré el vocablo “saltar” para describirles alguna vez lo que realicé descendiendo del techo del placard de Lidia y Esteban hasta la alfombra a un lado de la cama matrimonial. “Saltar” es lo que ejecuta un gato cualquiera para descender, previsiblemente, del techo
del placard de un matrimonio hasta la alfombrita al lado de una cama.
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