Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Cristianismo originario | Ser humano | Vida

¿Por qué nos cuesta tanto creer que somos inmortales?

No debemos esperar ningún elogio ni agradecimiento
Vida Universal
martes, 15 de mayo de 2018, 07:41 h (CET)

Lo bueno que hagamos aquí en la Tierra será el fruto de nuestra vida, es lo que hemos conseguido en la existencia terrenal, estos son también los bienes que lleva nuestra alma en su equipaje de viaje. La condición es sin embargo que hagamos el bien desinteresadamente y no tengamos ninguna actitud de espera. No debemos esperar ningún elogio ni agradecimiento.



Tenemos que darnos cuenta que mediante la muerte no nos volvemos sabios y que nuestros vicios no se transforman en virtudes, del mismo modo que viajando a un país extranjero tampoco cambian de un día a otro nuestras características, costumbres o inclinaciones, o no nos convertimos en escultores por contemplar una escultura, ni en médicos por observar una clínica.



Quien no ha abierto en sí el Hogar interno, el Reino de Dios, a través de una vida pura, se encontrará como alma en un país extraño y no se sentirá a gusto allí. Sin embargo quien ya como ser humano ha desarrollado el Hogar interno, irá conscientemente como alma a los reinos más allá del mundo de materia densa. Él se encontrará allí en casa pues durante los viajes del alma, es decir de la noche, cuando el cuerpo duerme y el alma deja su morada, ya ha estado de visita allí y ha conocido las condiciones del lugar. Tal como el alma ha vivido en la Tierra, y qué patrimonio espiritual ha ganado, obrará también en el Más allá.



Por ello tiene validez lo siguiente: no es el conocimiento el que nos hace avanzar, sino solo la realización nos conduce a la evolución espiritual-divina, a la iluminación interior y a la transformación de nuestra alma. Nuestra vida terrenal es un campo para la vida en el Más allá. Lo que hemos sembrado aquí en nuestro campo es solo lo que cosecharemos. Por ello tenemos que derribar los muros de nuestro yo humano y la cárcel de nuestra naturaleza animal y liberar a nuestra alma de sus cadenas, para que alcancemos el reconocimiento de nuestra inmortalidad y de nuestro verdadero hogar. Quien no lleva a cabo la resurrección espiritual, permanece entre los muertos espirituales. Él sigue ciertamente viviendo, pero sin estar vivo.

Noticias relacionadas

La historia se repite. El ser humano vuelve a tropezar en la misma piedra una vez tras otra. A principios del siglo XVI Maquiavelo nos anticipaba (sin pretenderlo) las consecuencias de la DANA. Tengo la suerte de asistir a clase de Historia Universal de la Edad Moderna en la Universidad de Málaga. Días atrás, mientras debatíamos sobre la historia de la Europa del siglo XVI, nuestra profesora proyectó en la pantalla un fragmento de la obra de Maquiavelo “el Príncipe”.

El profeta Jeremías hace sonar la alarma cuando escribe: “No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían, yo no les hablé, pero ellos profetizaban. Pero si ellos hubiesen entrado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y les habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras” (23: 21, 22).

El maquiavelismo como movimiento ideológico y político y cultural ya lleva cinco siglos con nosotros, a nivel teórico, a nivel práctico supongo que desde las noches del poder tiempo. Pero ha surgido en todo el planeta, especialmente, en Occidente, que era la gran patria del sueño de la democracia, con todos sus matices y todas sus limitaciones.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto