“La verdad os hará libres” es el lema del mensaje que el papa Francisco propuso para la 52 Jornada Mundial de las comunicaciones sociales que se celebró el domingo 13 de mayo de 2018. Es preocupante que estemos tan interesados en los medios de comunicación que difunden bulos, noticias falsas, “fake news”, la palabra inglesa que se ha puesto de moda como si no tuviésemos las nuestras propias para referirnos a la mentira. Pienso que no debemos centrarnos en los medios de comunicación como los únicos canales por medio de los cuales se transmiten las falsedades.
Antes de proseguir desearía esclarecer la frase “La verdad os hará libres” que tanto al papa francisco le gusta utilizar y que los obispos se encargan verbalmente o por escrito difundir. Se la ha sacado de su contexto inmediato y no dice lo que realmente significa. En la farsa de juicio que se sometió a Jesús, Pilato pregunta al acusado: “¿Qué es la verdad?” (Juan 15:38). A esta pregunta la responde Jesús cuando dice: “Yo soy la Verdad” (Juan 14:16). La verdad no es una doctrina sino una Persona. “Yo soy” es una declaración de divinidad. Jesús es Dios. Fuera de Él no existe la Verdad.
Para combatir la difusión de noticias falsas es importante saber cuál es el contexto inmediato de “la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Jesús habla de ser levantado, clara alusión a su muerte de cruz. Dice a sus oyentes: “Si vosotros perseveráis en mi palabra, sois en verdad discípulos míos”. Entonces pronuncia las divulgadas palabras que el Papa se encarga de divulgar de manera incompleta. “Y conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres” (Juan 8: 31,32). No son verdades opinables las que hacen libres a los hombres. Poco después Jesús confirma: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (v. 36), porque libera del dominio de Satanás.
¿Por qué preocupa tanto la mentira y su difusión? Porque daña, destruye y mata. ¿Cómo se la puede combatir eficazmente? Conociendo la Verdad que es Jesús.
Tal vez el lector se escandalizará. Si en verdad está interesado en perder de vista la mentira tiene que conocer la Verdad. A menudo la Verdad no gusta pero eso es lo que hay y no se la puede tergiversar para no herir sensibilidades. Sin salir del capítulo 8 de Juan, Jesús dice a quienes disputaban con Él: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio y no ha permanecido en la Verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla, porque es mentiroso y padre de mentira” (v. 44). Ahora ya sabe el lector porque la mentira impera en el mundo. No debe confundirse ser criaturas de Dios con ser hijos de Dios. Según las Escrituras únicamente son hijos de Dios quienes creen en Jesús. El resto de los mortales como dice Jesús son hijos del diablo.
Relacionado con el tema que comentamos Joan-Enric Vives, arzobispo de Urgell, en su escrito “Fake News, verdad y periodismo de paz” (La Vanguardia, 6/05/2018), escribe: “Conviene reflexionar con serenidad y reaccionar cada uno desde su propia responsabilidad…Seguramente que el antídoto más eficaz contra el virus de la falsedad es dejarse purificar por la verdad”. Acepto el reto pero sustituyendo “verdad” por “Verdad” ya que Jesús es la Verdad absoluta, la única Verdad que puede purificar al hombre del pecado de la mentira.
La sociedad actual tiene un grave problema con la justicia. La cosa no viene de ahora, siempre lo ha tenido. La Biblia contiene muchas referencias con respecto a la responsabilidad que tienen los jueces de juzgar con justicia. Ser imparciales a la hora de dictar sentencia. De no recibir sobornos que ofuscan la justicia.
El juicio “fake” más famoso que ha existido en la historia ha sido el que sentenció a Jesús a morir en la cruz cuando fue juzgado por el Sanedrín, la máxima autoridad religiosa en Israel. La sentencia condenatoria estaba dictada con antelación. Durante el ministerio público de Jesús los sacerdotes habían intentado matarlo en diversas ocasiones.
Imponderables las frustraron. Durante el juicio se tenían que guardar las apariencias. Se buscaron testigos falsos, “pero los testimonios no coincidían” (Marcos 14: 56). Dado que las denuncias falsas no funcionaron y que Jesús no abría la boca, el sumo sacerdote se dirige al acusado diciéndole: “Te conjuro por el Dios viviente que nos digas si tú eres el Cristo el Hijo de Dios” Jesús responde: “Tú lo has dicho…” (Mateo 26: 63,64). La reacción del sumo sacerdote: “Ha blasfemado”. Ya no necesitamos testigos. “¡Es reo de muerte!” (vv. 65,66). Negar la Verdad no hace libres a los jueces, les conduce al asesinato legal. Cuando Jesús fue llevado ante Pilato, éste dijo a los acusadores: “¿Queréis que suelte al Rey de los judíos? Porque conocía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes” (Marcos 15. 9,10). A pesar que el procurador romano conocía la inocencia de Jesús no tuvo inconveniente “en entregarlo para que fuese crucificado” (v. 15). La mentira no deserta de los tribunales de justicia. La parodia del juicio de Jesús ha quedado registrada en las páginas de las Sagradas Escrituras cristianas para que los jueces de hoy no caigan en las mismas patrañas. En el momento en que se quiere fomentar las denuncias anónimas se está preparando el terreno para que se puedan realizar los juicios más disparatados.
El papa Francisco quiere que los periodistas sean cuidadosos a la hora de informar. Pero no parece que se preocupe demasiado a la hora de contrastar sus enseñanzas y las de la Iglesia que preside que no se ajustan a la Verdad con la Palabra de Dios. Si no se toman seriamente medidas para enseñar la Verdad de la Biblia que es Palabra de Dios, ¿cómo puede pedir a los periodistas que no difundan noticias falsas? El Papa ve la mota en los ojos de los periodistas, pero no quiere ver la viga que hay en los suyos. ¡Ni siquiera la Iglesia se libra del dominio del “padre de la mentira”!
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