Y a punto de comenzar este texto, recuerdo mis lienzos, letras y papeles destinados a los gatos y demás seres terrenales animales. A salvarles.
Y es que los muchos perros y gatos siguen en mi mente así como los penosos recuerdos siempre se marchan. Los felinos pues, se mantienen con sus caricias, mimos, besazos. Y por ellos hoy también escribo.
No enfrentes a los animales porque ellos sólo te aman. No cometas cobardías que se pagan. Sin nombre para todos los seres que hacen peleas de perros con ánimo de lucrarse, a escondidas como se hacen las cosas más podridas de este mundo. A solas, sin importarles la vida cuando la vida es lo más importante. Sin saber si morirán, dejándoles secuelas psicológicas. Todo se lo pasan por alto porque son unos antisociales, unas malas personas. Unos cobardes. Son psicópatas las personas que organizan peleas de perros o gallos, seres con complejo de inferioridad y gusto macabro por la sangre. Temibles.
Los perros que caen en sus redes no suelen durar más de cinco peleas en condiciones, luego son abandonados. Perros que jamás recibieron amor y que incluso drogan para embravecer.
Leí que hay penas de cárcel hoy día para los culpables, pero para ello hace falta encontrarles. Denuncia si sabes. Abogo por un mundo al revés, título además del libro de Ángel Padilla, que leeré, lo prometo.
Y Ángel es una de las mejores personas, que de forma sencilla nos podrá explicar lo que cree que hay detrás de estos actos de extrema crueldad:
-Las peleas de perros son una más de las inercias, o de las manifestaciones, más bien, del machismo orgánico, de esta sociedad amplia de humanos en la sociedad moderna, que creen haberse encontrado a sí mismos, poseer el saber, pero la violencia intrínseca contra los “otros”, los distintos, los que consideran más débiles, la otredad, sigue latente como el primer día de mundo. Así, cuando no se trata de martirizar a un toro por las calles en fiestas patronales de un pueblo, ocultos ponen a pelearse a dos pobres gallos enloquecidos o a dos perros a los que previamente se les ha vuelto locos, a golpes, para que contengan sólo ira, y se maten entre ellos. Esto, además de un delito, es una inmoralidad y, afortunadamente, popularmente no es bien aceptado; sólo clandestinamente se producen esas peleas de perros orquestadas por mafias que controlan otras situaciones mórbidas, normalmente la droga y la trata de personas. Ver cómo se pelea un perro contra otro es muestra, para los machistas que apuestan, de virilidad, de subida de adrenalina ante la visión de lo violento en carne viva, al fin, algo proverbialmente obtuso y cruento que debe perseguirse por la tremenda bajeza que conlleva.
Es una buena apreciación la que nos ha brindado aquí, el Poeta de los Animales.
Y finalizo de esta forma, si deseas la paz mundial comienza por reconciliarte con el mundo animal y la naturaleza, así la paz vendrá solita, sin esfuerzo, sencillamente porque seremos mejores personas y sabremos dar solución a los problemas gordos de esta tierra.
Por último, la policía les anda “algo” atrás a estas mafias, pero no es suficiente, si sabes de algún caso, denuncia rápidamente. Siempre será un impulso a la investigación.
Lamentablemente, no creo que los investigadores y la ley hagan todo lo que pueden en lo referente a las Zoomafias. Por ello los perros necesitan a mares de la ciudadanía, de ti. Quiérelos, ayúdales, colabora. Mueve tú también este mundo buscando el equilibrio y la justicia. Los comentarios son bienvenidos.
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