Ya me estaba olvidando, como suelo hacer con aquellos temas que ya no me interesan, de su machacona, cansina y poco estimulante verborrea, señor Padilla ¿o, puede que lo que escribe sea también poesía, distinguido adversario? Es cierto que, pensando que ya nos habíamos dicho lo que nos teníamos que decir, constatando que cada uno de nosotros vive en los polos opuestos y antagónicos de la sociedad y que, en consecuencia, poco quedaba que añadir a sus poco interesantes intentos de molestarme cuando, de pronto, como si esta inspiración que algunos le atribuyen como poeta, saliera proyectada a modo de verdadera lanzadera intragástrica, regurgitando nuevas vaciedades hueras de la más mínima calidad intelectual, eso sí, con los detritus y quimo semi-digerido que suele contener la víscera digestiva, aparecen verdaderas nebulosas mal olientes de esta forma “amistosa” y rastrera con la que Ud. suele adornar su prosa o ¿ acaso es poesía de verso libre?. Con tan escasos y poco originales, no me atrevo a llamarlo argumentos, intentos de ser ingenioso, me ha querido poner junto a una persona a la que respeto y he respetado siempre y, gracias a la cual, personajillos como usted, tan valientes cuando sabe que lo protege un estado democrático, miembros de esta especie de eternos insatisfechos, de quienes han tenido la inmensa suerte de no padecer verdaderas carencias nunca, de estos inconformistas que no han dado un palo al agua y que viven a costa de aquellos que forman parte de su corte antisistema y que, incapaces de darse cuenta de las consecuencias de sus graves errores, de su dolosa inconsciencia, de su desconocimiento de otra cosa que no sea lo que les han grabado, en sus cortas mentes; ha pretendido calificarme, como un gran insulto, como alguien que estuviera a gusto en tiempos de Franco, pues mire, pelmazo : ¡Si me encontré bien durante aquellos años de paz de mi juventud, sin tantos partidos, tantas autonomías, tantos rojillos, tantos atracos, tantas mujeres asesinadas, tan malos políticos, tantos comunistas, anarquistas y parados, tantas inadaptadas, tantas salidas y tan poca ética y moral! No nos encontramos a gusto con los grandes vudús del comunismo nostálgico, como el que nos trajeron estos mercenarios de Podemos.
Nos cuesta creer que personas, como Ud., que presume de intelectual tenga tantas lagunas respecto a nuestra historia. Su supino desconocimiento de las carencias, inconvenientes, defectos, peligros y de la irresponsabilidad que supone quedarse amarrados a Lenin, Stalin o Bakunin, pasando por Trotski o pensando que el Das Kapital de Marx es algo que, en una sociedad como la nuestra, tendría el más mínimo éxito; nos hace pensar que sólo se mueven como simples marionetas activadas a través de los hilos invisibles de los que, cada uno de ustedes, están colgados; personajes que se mueven como autómatas siguiendo las consignas de quienes están detrás dirigiendo los movimientos perturbadores de los que, ustedes, no son más que meros ejecutores. En la mayoría de casos meras víctimas de profesores universitarios, que se han hecho fuertes en la universidades, a los que se les ha permitido que, en lugar de cumplir con su misión de enseñar o desasnar a sus pupilos, se dediquen a adoctrinarlos para convertirlos en buenos comunistas o anarquistas de estos que salen a las calles para protestar aunque, en muchas ocasiones, no tengan ni pajolera idea del motivo de la protesta.
El propósito de, bajo la apariencia de preocuparse por las injusticias sociales (en ocasiones inventadas, provocadas o magnificadas) se oculte la hipocresía, la mentira y el provocar esta revolución que usted deja entrever que sería uno de sus objetivos, en medio de una serie de frases sin sentido que, no obstante, no son suficientemente opacas para que no veamos, entre tanta basura demagógica, los mimbres de esta trama alborotadora y sediciosa que pretende imponernos: un estado totalitario de pensamiento único y dictatorial Es usted tan infeliz, tan niño y tan torpe, que se cree que llamándome franquista me ofende cuando lo que hace es, precisamente, ensalzarme porque, si hubo alguien que supo luchar contra este comunismo opresor que ustedes pretenden instaurar en nuestro propio país, fue el general Francisco Franco, contra el cual, sin conocerlo y adoctrinados por estos ineptos de la Memoria Histórica, ustedes, un puñado de ignorantes que se creen estar en condiciones de dar lecciones de ética política a todo güisque que se les enfrenta, no saben hacer otra cosa que insultarlo cuando ninguno, de los que pretenden zaherir su memoria, ha tenido el más mínimo interés de averiguar lo que, durante los cuarenta años que estuvo en el poder, fuera capaz de hacer en provecho de España y de los españoles. Pero no vale la pena de perder un tiempo precioso, intentando hacer razonar a aquellos que tienen su cerebro bloqueado por una coraza de fanatismo sectario soviético, que los “protege” de cualquier tipo de razonamiento que vaya en contra de sus conclusiones preconcebidas, de las que son incapaces de librarse.
Hago extensiva esta reflexión a todas estas pijas, niñatas, que apenas salidas del huevo ( entiéndase cigoto) materno, lo único que han aprendido es a convertirse en feministas radicales, acusar de machistas a cualquier hombre que no se deje amilanar por ellas y, por si fuera poco, son tan inconscientes y ridículas que caen en la tentación de convertirse en “protectoras” y plañideras de personas que, como usted, señor Padilla (observe mi buena educación y constátela con sus formas, poco poéticas, irascibles, toscas y, por venir de un poeta “premiado”, evidentemente poco sutiles). Claro que hay algo que, personas como usted, nunca podrán aprender por mucho que estudien, que intenten refinarse, que ganen mucho dinero o que alcancen altos cargos en la sociedad: se trata de haber tenido la suerte de recibir una buena educación y la posibilidad de adquirir una cultura que, como se puede imaginar, no consiste solamente en formar parte de un grupo anarquista, con facultades poéticas, que pretende cambiar el mundo. Con todo, le deseo suerte porque tengo que confesarle algo, cuando veo personas jóvenes, como ustedes, perdiendo un tiempo precioso, entregados a causas que están condenadas al fracaso, siento verdadera pena por el futuro que les espera.
O así es como, señores, desde la óptica de un simple ciudadano de a pie, tengo que confesarles que hoy estaba dispuesto a escribir algo más interesante y menos desagradable, pero comprenderán que uno no puede dejar de contestar, cuando se le alude personalmente en un artículo de prensa. Otro día será.
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