| ||||||||||||||||||||||
El pasado 7 de noviembre se cumplieron 50 años de la constitución de la Asamblea de Cataluña. También era domingo, como ha pasado este año, y en la Iglesia de San Agustín en pleno barrio del Raval de Barcelona los habituales de la misa de doce miraban con extrañeza cómo aquel domingo el número de asistentes al oficio dominical había aumentado con unos feligreses distintos de los habituales a la misa del mediodía y totalmente desconocidos en el barrio.
Hagamos un ejercicio memorístico: “España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado”. “Esperemos que no haya transmisión local. Si la hay será muy local y muy controlada”. “Parece que la epidemia tiene posibilidades de empezar a remitir” (en ese momento ya se había disparado de forma descontrolada). “Va a ser sólo unos días, de verdad, no es tan grande”.
Muchos, en España, recordamos la llegada de los tecnócratas en tiempos del gobierno del general Franco y lo que supuso para España el cambio de rumbo que supieron darle a nuestra economía y lo que representó para el país que hubiera un equipo económico solvente capaz de corregir las evidentes equivocaciones de los políticos de aquella época.
No dejamos de asombrarnos de sentirnos agredidos y de maravillarnos de la capacidad del señor Quim Torra de tergiversar los hechos, de confundir los conceptos, de prescindir de las leyes por las que se rige un Estado de Derecho y de anteponer un fanatismo desquiciado y neurótico al sentido común.
El dispositivo organizado por el Gobierno de España para la exhumación e inhumación de los restos de Francisco Franco es, desde el punto de vista del protocolo, de carácter oficial.
Ya me estaba olvidando, como suelo hacer con aquellos temas que ya no me interesan, de su machacona, cansina y poco estimulante verborrea, señor Padilla ¿o, puede que lo que escribe sea también poesía, distinguido adversario? Es cierto que, pensando que ya nos habíamos dicho lo que nos teníamos que decir, constatando que cada uno de nosotros vive en los polos opuestos y antagónicos de la sociedad.
|