Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Religión | Reflexión | Jesús

La luz resplandece

Quien anda en la luz no camina en tinieblas
Octavi Pereña
martes, 30 de abril de 2019, 15:26 h (CET)

Dos viñetas de El Roto que podemos relacionarlas. En la una todo está a oscuras que bien puede representar un tormenta inminente. El texto: “Una sobrecarga de mentirás provocó el apagón informativo…” La otra muestra a un hombre contemplando el panorama des de una terraza. Lo que ve representa el elevado nivel de contaminación que produce el amenazador cambio climático. El lema: El aumento el nivel del mal, ese no lo miden”. Ambas viñetas tienen que ver con la moral y las tinieblas espirituales que envuelven nuestro mundo. “Él (Dios) guarda los pies de sus santos, mas los impíos perecen en tinieblas” (1 Samuel 2: 9). El texto contrasta a dos tipos de personas: los santos y los malvados. A los primeros los protege Dios. A los segundos sin la protección divina los engullen las tinieblas.

El profeta Isaías anuncia la venida del Mesías con estas palabras: “El pueblo que estaba en tinieblas vio gran luz, los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz les resplandeció sobre ellos (Isaías 9:2). A un pueblo inmerso en muchos conflictos le envía un mensaje de esperanza anunciándoles la venida del Mesías que en la persona de Jesús es “la luz del mundo: el que le sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8: 12). El ser humano parece ser que tendría que rehuir la oscuridad como el gato el agua fría i que ansiosamente buscaría la luz espiritual que disipase las tinieblas espirituales que tantos perjuicios le provocan. No es así. En la introducción del evangelio de Juan el apóstol presenta a Jesús como el eterno Hijo de Dios y, refiriéndose a las tinieblas espirituales, escribe: “En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella” (Juan 1: 4,5).


El ser humano es un saco de contradicciones: a lo bueno lo llama malo y a lo malo bueno. A la impresión de que se alegraría de poder salir de las tinieblas. La cosa no es así. Refiriéndose el apóstol Juan a Jesús que es el Mesías que es la vida y la luz del hombre, escribe: “Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan (el Bautista). Éste vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen en Él (Jesús). No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera (Jesús) que alumbra a todo hombre, vino a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por Él fue hecho, pero el mundo no lo conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” 8vv. 6-11).

¿Por qué no creyeron en el Mesías, el Hijo de Dios que en la persona de Jesús se hizo hombre con el propósito de morir en la cruz y así transportarlos de las tinieblas a la luz? ¿Por qué no le dan la bienvenida en sus almas los hombres del siglo XXI y así desaparecen las tinieblas que hay en sus almas? La explicación es muy sencilla. Hela aquí: “El que en Él (Jesús) cree no es condenado, pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no a creído en el Nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece a la luz y no viene a la luz para que sus obras no sean reprendidas” (Juan 3: 18-20).

Dos días antes de Viernes Santo me mostraron un Whatsapp en el aparecía Jesús clavado en la cruz. Las otras dos cruces estaban vacías. El texto que acompañaba a la imagen decía: “¿Dónde están los ladrones?” En la crucifixión histórica junto a Jesús se crucificaron dos malhechores. A uno de ellos erróneamente de le ha dado del nombre de “buen ladrón” porque creyó en Jesús instantes previos a su muerte. No creyó en Jesús porque fuese una buena persona. Sus palabras desmienten la etiqueta de buena persona que se le ha colgado. Uno de los bandidos injuriaba a Jesús diciéndole: “Si eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros”. El conocido como el “buen ladrón”, le reprende: “¿Ni aún temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros a la verdad justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos, mas Éste ningún hizo”. Después de amonestar a su compañero de fechorías se dirige a Jesús y le dice: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”. El bandolero que es iluminado por Jesús que es la luz del mundo confiesa su pecado a Jesús que dijo: Al que a mí viene no lo echo fuera” (Juan 6: 37). ¿No lo va a perdonar? Sí que lo hace con estas palabras de aceptación: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Hoy, no mañana. No de aquí a mil años. Hoy. Entre la tierra y el reino de Dios no hay un entremedio.

Noticias relacionadas

Si bien el conflicto entre Israel y Palestina obedece a cuestiones de corte político y étnico que no podemos soslayar, en el fondo ostenta una decidida etiología mítica y religiosa. Esto es coyuntural ya que, de no tenerlo en cuenta, dificultaría comprender el alcance de los acontecimientos actuales. En otras palabras, si sostenemos la fuerte influencia bíblica y coránica podemos afirmar con cierta seguridad que no es visible una solución de fondo como muchos esperan.

Y seguimos sin establecer una oficina ad hoc para su debido tratamiento coordinado ya que los tres grandes contenciosos están encardinados, tan estrechamente interconectados como en una madeja sin cuerda, donde al tirar del hilo de uno para desenlazarlo, surgen, automáticamente, inevitablemente, los otros dos.

En una de esas conversaciones que surgen en las sobremesas navideñas, me preguntaron por el sentido de la vida en clausura. Mi respuesta fue un tanto evasiva. No se entiende el pasarse la vida encerrado en un convento sin hacerlo desde la perspectiva de un mínimo de fe. A lo largo de mi vida he tenido la oportunidad de conocer con más detalle la vida de dos comunidades de monjas de clausura. Las Hermanas de la Caridad de San Fernando y las monjas Cistercienses del Atabal.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto