No me extraña que haya habido fraude electoral porque no se han puesto los medios para preservar la seguridad. Nunca conocí tal dejadez por parte de las autoridades responsables. El hecho de que hayan aparecido cientos de miles de papeletas falseadas, rotas, escritas, votos sin escrutar, resultados que se daban antes de recibir las actas… pone de muy mal humor a los afectados. El hecho de que tantos miles de papeletas hayan sido consideradas como votos nulos, pone de manifiesto que algo ha pasado. Veremos cómo lo analiza la JEC y qué resolución adopta.
Curiosamente los cientos de miles de votos nulos corresponden a un mismo partido y algunos menos a la formación que Abascal llamó la “derechita cobarde”. Algo pasa en la sociedad cuando la corrupción de los partidos se extiende a la ciudadanía. “Efectivamente --leo en las redes un comentario de Rafael S. Sánchez-- la denuncia de VOX ha sido admitida a trámite, lo cual quiere decir que, como mínimo, hay indicios de irregularidades. Pero ya veremos en qué se queda al final. Me temo que tal y como están las cosas no será juzgada con imparcialidad. En cuanto al silencio de los demás partidos y de los medios de comunicación acerca de este asunto sólo demuestra el grado de sumisión al que se ha llegado en la vida pública española, presagio de futuras rendiciones todavía mayores”.
Nos ha sorprendido cómo se castiga la corrupción del PP, pero se pasa por alto la tremenda corrupción –en millones, personas y hechos– de la izquierda; como si tuviera derecho de pernada. La ciudadanía mira a Andalucía y siente vergüenza ajena por las tropelías allí cometidas y por el dinero destinado a los parados que ha ido a parar a los burdeles con disfrute de altos cargos socialistas. Y en esto también huele… y muy mal. Pero tal vez lo más grave es que no se pone toda la carne en el asador para descubrir a los corruptos, apropiadores de lo ajeno y vividores permanentes. ¡No me olvido de los sindicatos de clase y su permanente sectarismo! Pero hoy no toca esto último.
He sido testigo de cómo llegaban a los colegios electorales las cajas con los sobres, papeletas y demás sin precinto de ningún tipo. Tan solo con cinta celofán pegada de muy malas maneras y, por tanto, muy fácil de levantar y hacer todo tipo de tropelías en el material, como así se ha hecho. Echen un vistazo a lo sucedido en la comunidad valenciana y en muchas provincias españoles, de ahí que la formación derechista (VOX) haya denunciado el hecho y exigido la revisión y nuevo recuento de las papeletas de todas las urnas. No hay peor cosa en una democracia que mantener durante toda una legislatura los tintes de sospecha, por eso la JEC se la juega y puede quedar como Cagancho en Almagro, sobre todo si se empeña en mantenerla y no enmendarla; si ha admitido la denuncia a trámite es que ya ha detectado algún indicio, pues de otra forma estaríamos ante el hazmerreír de la máxima autoridad de un proceso electoral.
Esa misma dejadez de la falta de precinto la han corroborado los presidentes de las mesas, no sin cabreo en muchos casos. Tal era la cuestión que no se atrevían a agitar las urnas, con el fin de que pudieran caber correctamente todas las papeletas. Y todo porque tenían miedo a que se abriera con el golpeo. Cada vez, al parecer, es más gente la que no duda de que ha habido juego sucio. Y como lo he visto, así lo denuncio. Llámenlo tongo, pucherazo, trampa… Como quieran.
Alguno preguntará que por qué no lo he denunciado. Sí lo he hecho en varios medios de comunicación. Aquí está la prueba. Denunciarlo en el Juzgado o ante la JEC no es labor ciudadana sino de las formaciones que se sienten afectadas. Así lo veo yo. Bastante abusan los partidos, pasadas las convocatorias electorales, como para que, además, la ciudadanía ponga el dornajo a sus políticos.
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