El profesor y escritor Jorge de Barnola ha publicado recientemente una novela de gran enjundia y profundidad pese a ser encuadrable bajo el marchamo de literatura juvenil: “Walden Pond. En tierra de ángeles” (Onyx Editorial, 2019). Con objeto de tal aparición libresca departimos un rato con él tras la presentación de la obra en cuestión, que tuvo lugar el pasado día 11 de mayo.
P- ¿Qué te llevó a escribir “Walden Pond. En tierra de ángeles?”. R- En realidad no fue nada planificado. Trabajé muchos años para una editorial de corte romántico que solo publicaba a autores en lengua inglesa. En un momento dado, sacaron una línea editorial con autores en lengua castellana y me planteé la posibilidad de escribirles algo. Lo demás fue cuestión de encajar piezas: lo que había aprendido sobre el género y mis intereses particulares. El resultado fue un híbrido de novela con entes sobrenaturales y una reflexión sobre las consecuencias que tiene todo lo que hacemos en la vida.
P-¿Qué recorrido crees que puede tener esta novela? R- Eso nadie lo sabe. Lo lógico es pensar que el recorrido será corto. Pero sí soy consciente de que el trasfondo de la historia, aunque llena de los clichés propios de toda historia con estudiantes de instituto (estereotipos que vienen principalmente del cine estadounidense), se sale de lo común, lo que hace que la novela sea una rareza dentro del género.
P-¿Cuáles son tus parámetros e influjos a la hora de concebir una obra literaria? R- Muchos. Leo libros muy variados, veo muchísimo cine y tiendo a trasladar mis propias experiencias en todo lo que escribo, aunque siempre transformadas en situaciones distintas.
P-¿Qué podremos encontrar una vez incursionemos en “Walden Pond”? R- Una novela juvenil con los clichés propios de las historias de instituto (como en “El club de los cinco”, de John Hughes, o en “Freaks and Geeks”, de Paul Feig); un paisaje lleno de elementos sobrenaturales que nos acerca al trascendentalismo de Thoreau y a lo real maravilloso; un ángel como el Damiel protagonizado por Bruno Ganz en “El cielo sobre Berlín”; una huida hacia adelante de uno de sus personajes que bebe de David Vann y Jon Krakauer... En definitiva, muchos referentes que se entremezclan para construir una novela de género por alguien que no es lector de novelas de género.
P-¿Cuál es el hilo conductor de la novela? R- Los problemas de Billy (uno de los personajes principales) para adaptarse a un mundo en el que no encaja.
P-Tu método de escritura, ¿está más basado en la inspiración o en la transpiración? R- El primer paso es transpirar, y esperar con la respiración entrecortada a que venga la inspiración. Si no hay esto último, no se produce la magia. Para mí la inspiración es un momento en el que quedo por completo disociado de la realidad y me convierto en escritor.
P-¿Cuáles son tus referentes literarios? R- Si me hubieras preguntado hace veinte años, te hubiera contestado Dostoievski, Zweig o Kafka sin ninguna duda, pero creo que me he ido alejando con el tiempo de estos referentes. En la actualidad, prefiero hablar de novelas concretas que me gustan y que me marcaron en un momento dado, y la nómina sería muy larga, aunque no sé hasta qué punto habrán influido en mi escritura. En “Walden Pond” hay mucho de Stephen King, pero no me atrevo a decir en qué grado.
P-¿Qué reacción te gustaría generar en los lectores con esta obra? R- Sorprender en el momento menos esperado, y que la lectura dejase una pequeña semilla, que podría o no germinar.
P-¿Qué nos puedes decir sobre la cubierta del libro? R- Traslada muchos elementos importantes de la novela. Es un tipo de portada que me gusta porque ofrece guiños al lector sobre lo que puede encontrarse dentro. El lago, el mapache, la cabaña, la ardilla...
P-¿Cuáles son sus próximos proyectos literarios? R- Una novela para estudiantes de secundaria en la que la historia de la literatura tiene mucho que decir.
P-¿Querrías añadir algo? R- No. Muchas gracias, y nos vemos en los libros.
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