Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Política | PSOE | UCD

España en horas bajas

¿Esto era la democracia? ¿Para qué ha servido mi voto? ¿Tenemos líderes o jefes de partida?
Francisco Rodríguez
viernes, 21 de junio de 2019, 09:34 h (CET)

Me apena ver esta España envejecida y menguante, con regiones que ya no se sienten españolas. Me apena ver que cada vez se respetan menos los juramentos o las promesas.

Aunque no es cosa nueva, la democracia en España nunca ha sido el poder del pueblo sino el de los partidos (mejor sería decir “partidas” como la del Pernales o el Tempranillo) que hacen y deshacen con los votos que recibieron de los ciudadanos, pensando exclusivamente en su propio poder y beneficio de sus secuaces y no en el bien de España y los españoles, todos los españoles.

Las presidencias autonómicas y las alcaldías penden de enrevesados cálculos y de un indigno y vergonzoso toma y daca.

En las primeras elecciones municipales de la democracia milité ilusionado en la Unión de Centro Democrático que sacó once concejales mientras que los diversos partidos de izquierda (socialistas, andalucistas, comunistas y alguno más) decidieron entregar la alcaldía al cabeza de lista del Partido Andalucista, pero poco duró el bastón en sus manos. A cambio de la alcaldía de Sevilla para otro andalucista tuvo que renunciar el de Granada en beneficio de un socialista que también duró poco, produciéndose a continuación un baile de socialistas hasta llegar al que había decidido el PSOE.

Ya noté que formar parte de la lista más votada solo aseguraba una silla en el salón de Plenos y el derecho de levantar la mano para votar a favor o en contra de las propuestas. En la siguiente convocatoria electoral la UCD había dejado de existir y desilusionado no volví a la política, aunque no dejé de ser amigo de los demás concejales, fueran del partido que fueran.

Pero ahora parece que las posturas están más encontradas y las relaciones entre los partidos (o partidas) bastante deterioradas.

Por otro lado la consecución del poder y su disfrute en forma de sustanciosos beneficios económicos lleva a pactar a los “lideres” con quien sea, incluso con declarados enemigos de España, delincuentes, sediciosos y hasta terroristas.

He escrito la palabra líderes entre comillas porque mi concepto del liderazgo no cuadra con la conducta de todos o la mayor parte de nuestros políticos.

Y lo que es peor no hemos aprendido nada de nuestra historia sino que ha sido falsificada hasta convertir en ley sus embustes. ¿Saben los españoles cómo terminaron la primera y la segunda república y lo mal que se llevaban sus políticos? ¿Cómo terminó el ilusionante periodo de la restauración, la dictadura de Primo de Rivera y la caída de Alfonso XIII? ¿La guerra civil y la dictadura de Franco acaso son como quieren contárnoslas ahora?

Sin un absoluto amor a la verdad ¿podremos construir una nación mejor? Sembrando mentiras y odios ¿seguiremos existiendo?

Reflexionando me viene a la mente el salmo 126 “Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles. Si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas” Nuestro alejamiento de Dios ¿no tendrá que ver con nuestra situación?

Cuando las cosas no van bien hay que rezar y no solo quejarnos.

Noticias relacionadas

Una noche de fiesta y alcohol, después de pelear a puñetazos con otros intelectuales como él, concretamente con Jason Epstein y George Plimpton, volvió a casa con un ojo amoratado, un labio hinchado y la camisa ensangrentada. Su segunda esposa, Adele Morales, le regañó. Él sacó una navaja con una hoja de seis centímetros y la apuñaló en el abdomen y en la espalda. Tuvo suerte de no morir.

Resulta sugestiva la emergencia de las religiones no teístas. No me refiero al budismo o al taoísmo, sino a esas otras creencias que proliferan en nuestros días. Ciertas teorías de la conspiración funcionan como religiones, pero, además, se van conformando otras, entre las que cabría destacar la denominada “ecolatría”, por utilizar el nombre que le dio Fernando Savater hace ya tres décadas.

La antipolítica ha encontrado su mayor triunfo: un apoliticismo político que encarna un rechazo consciente a la política tradicional. Y aquí es precisamente donde la paradoja se vuelve elocuente. La falta de propuestas, los escándalos recurrentes, la constante guerra entre bandos, empuja a un desinterés de la política con nombre y apellidos que desemboca en un afán antipolítico visceral, construido alrededor del rechazo. 

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto