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El zoquete de las ONG

La “Sociedad civil” se lanza sobre los cargos y el dinero del contribuyente paraguayo vociferando que los zoqueteros son sus adversarios
Luis Agüero Wagner
miércoles, 25 de septiembre de 2013, 08:50 h (CET)
El popular escritor paraguayo Helio Vera definía al zoquete como "cargo en la administración pública que se concede en recompensa de adhesiones políticas, conversiones repentinas, alianzas inexplicables del agua con el aceite, o como lenitivo para calmar impaciencias, apaciguar crisis de almorranas, eliminar insomnios, disipar dispepsias y apagar el stress. Todo bajo el principio siguiente: el zoquete nos une, nada nos separe".

Que en el Paraguay hablar de política es sinónimo a hablar de zoquete, es fácil de comprobar. Si uno hojea la sección política de los periódicos, podrá constatar que todo gira en torno a los nombres en danza para tal o cual cargo prebendario, sobre sus connotaciones clientelares y sobre los montos y posibilidades de negocios que implican los jugosos salarios y puestos.

No hay debate ideológico que no sea un etiquetado superficial, dado que las prácticas se repiten en todo el espectro político, aunque durante los años de dictadura se hablaba de estos vicios solo en alusión al Partido Colorado.

Se dice que los muros de las calles hablan lo que la prensa hegemónica pretende silenciar, y es lo que ha sucedido en las calles de la capital paraguaya, con murales de repudio a los favorecidos por el andamiaje NED USAID CIA que siempre logran ubicarse en los distintos gobiernos paraguayos como supuestos "técnicos", eufemismo con el cual se denomina a los representantes de la Embajada.

En medio de un agudo enfrentamiento entre los dirigentes del Partido Colorado y los favorecidos del andamiaje NED USAID CIA en Paraguay, en el cual éstos últimos cuentan con el favor de la prensa hegemónica, han empezado a aparecer pintatas en las calles de Asunción con leyendas alusivas a los usurpadores, que tras pasarse décadas vilipendiando al partido de gobierno hoy se incrustan descaradamente como "técnicos" en altos cargos.

Los fondos públicos paraguayos son absorbidos por las ONG afines a este andamiaje sin excepción, es decir, la embajada norteamericana decide qué deben hacer los paraguayos con su propio dinero, y todo destino ajeno a sus intereses en denunciado como supuesta corrupción. Entre los destinos que se imponen de esta manera están dudosos proyectos de reforestación e incluso producciones cinematográficas que jamás se realizan.

Las paredes de Asunción aparecieron pintadas con una leyenda que alude a la arquitecta Mabel Causarano, quien es acusada de haber denostado contra el actual presidente Horacio Cartes cuando se encontraba en campaña proselitista, pero sin embargo recibió un alto nombramiento en su administración.

A la falta de dignidad de la ministra aludida para aceptar un puesto en el gobierno de alguien a quien dio trato de antagonista, se añade el hecho de que su primer aporte a la cultura paraguaya ha sido el recorte presupuestario y los despidos injustificados.

Nombramientos como el de Causarano ha exacerbado el marcado antagonismo que existe entre medios y dirigentes políticos, agudizado en las últimas semanas, y el auge de promoción de supuestos “técnicos” en la administración pública. Ello responde a que se trata de una línea bajada del norte, articulada en la vieja subordinación de la sociedad paraguaya a los designios de la embajada norteamericana, una rémora que a diferencia de los demás países de la región, Paraguay sigue siendo incapaz de superar.

Todo dependerá de la capacidad del presidente Cartes y de la dirigencia política paraguaya para poner límites a la voracidad de las ONG de NED, CIA y USAID, que pretenden decidir a quién debe destinarse el dinero del contribuyente paraguayo, y que a pesar de su pretendido pedestal de superioridad moral, confirman día a día su incontenible vocación zoquetera.

Ya decía un filósofo del mundo antiguo que el poder sin límites es un frenesí que termina arruinando a su propia autoridad.

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