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​¿La navidad sigue siendo una festividad religiosa?

Eliminar la religión de nuestras vidas ¿ha sido positivo o no?
Francisco Rodríguez
martes, 17 de diciembre de 2019, 08:26 h (CET)

La eliminación de lo religioso de la vida de la mayor parte de los españoles se ha ido imponiendo lentamente. Los restos que pueden quedar seguramente se deben a la publicidad turística, como por ejemplo la Semana Santa que sirve de lucimiento a imágenes y cofrades con capirote y vara alta.

En estos días hay que referirse a otra vivencia religiosa totalmente devaluada: la Navidad. Se comenzó introduciendo elementos foráneos como Santa Claus, Papá Noel, o el pino adornado de luces y bolas de colores, qué vaya usted a saber lo que representan. Se siguen armando Belenes gracias a algunos establecimientos y particulares que, en una especie de concurso de belenistas, cada año muestran las últimas curiosidades y sus pequeños inventos.

En muchos hogares españoles, creo, que se está más pendiente de la cena de noche buena que del misterio del nacimiento del Hijo de Dios hace dos mil años para salvar a todos los hombres. La salvación eterna no preocupa a la gente. Las estadísticas, que se hacen para todo, indican que la clientela parroquial y la asistencia a la misa dominical van disminuyendo año a año.

Quizás lo que mejor representa esta navidad sin valores cristianos, sin alma, sea el belén de Ada Colau, unos cuantos cachivaches de los que almacenamos en buhardillas y trasteros, entre los que hay alguna imagen del Niño Jesús, la Virgen y San José, pero sin formar ninguna escena religiosamente reconocible.

Cuando en la Semana Santa o las Fiestas patronales veo la cantidad de gente que acude, me quedo perplejo, pues si tanta gente actuara como cristianos, no habríamos aceptado sin rechistar las imposiciones políticas que padecemos con una forma de feroz inquisición, atizada desde muchos medios de información.

Hoy leo la noticia de que una niña de catorce años ha apuñalado a otra de trece. Seguramente no ha recibido educación religiosa en su casa ni en el colegio. ¿Siguen siendo responsables los padres de los crímenes y delitos que cometan sus hijos menores o no?

Los chicos del Arandina han sido condenados a una sentencia monstruosa por haber quizás “disfrutado”, con o sin su consentimiento, de los favores de una menor a la que seguramente nadie educó en el propio recato. ¿Esta sentencia es o no inquisitorial?

Una justicia que quiera ser ejemplarizante ya hace tiempo que tenía que haber puesto en cuestión la validez constitucional de la ley de violencia de género. Hemos llegado al sinsentido de que asesinar a una persona resulta penalmente más favorable que una violación más o menos confusa.

Si dejas el coche mal aparcado, en un rato te lo retiran, pero si alguien ocupa tu vivienda por la fuerza, seguirá disfrutando de ella hasta que sus señorías tengan a bien fijar el juicio dentro de unos años. ¡Otro día seguiremos con más cosas de este jaez!

Navidad es una fiesta que habría que santificar como dice el tercer mandamiento de la ley de Dios, pero los mandamientos que recibió Moisés en el Sinaí están arrumbados en el trastero pues, para mucha gente, fornicar, mentir, robar, son antiguallas a las que no hay que dar importancia. Como somos muy listos hemos dejado que nuestros insolventes políticos determinen lo que es bueno o malo y así nos va. No me atrevo a desear a nadie feliz Navidad, porque no sé lo que van a entender por Navidad.

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