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Tal como si de los hilos de un telar se tratara, hay nudos históricos que impiden tejer la verdad. Un mundo de apariencias falsas, de mentiras y verdades embolsadas en sus contrarias, impiden que se teja esa verdad tan necesaria para la humanidad. España, que ha sufrido todos estos males debería estar en la primera línea del repudio.
El paso de los siglos no parece ser tiempo suficiente para que la crédula fe de uno le traicione y envíe a su avatar de vuelta al metaverso ubicuo de señoritos, siervos y vasallos. Y se preguntarán ustedes, ¡semejante pleonasmo, para qué! Verán, no hará mucho tiempo me encontraba entre documentos, emails y memorandos cuando uno de ellos me llamó especialmente la atención.
Solemos tener conocidos, amiguetes, amigachos, colegas, compañeros, socios, etc., etc. Pero cuando se habla de amigos, amigos de verdad, se trata de palabras mayores. El amigo no se encuentra, se cultiva; no se compra, se trabaja. No se comienza una amistad pidiendo, ni siquiera disfrutando, se inicia dando.
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