España y los españoles hemos ido desescalando hacia la nueva normalidad según decisiones tomadas desde el Gobierno. Ahora tú, a ti no te toca, vosotros a avanzar ya, aquellos se van a quedar en la Fase I, esos cinco, vamos, que podéis, a la Fase II. Desescalemos en feliz desunión. Todo bajo el control riguroso y estricto de un Ejecutivo que, según ha repetido hasta adormecer Pedro Sánchez, ha actuado atendiendo escrupulosamente las indicaciones de un comité de expertos asesores, especialistas a los que se recurría para la toma de decisiones. Muchas has sido las ocasiones en las que se ha asegurado por parte del Gobierno que éste se guiaba por los criterios de los expertos, proclamando que un equipo de científicos de diversas áreas había diseñado los planes de desescalada. Era tal el tamaño de la encomienda que el señor Simón, el orgullo del país, se negó a revelar las identidades de los componentes para que no fueran objeto de presiones. Pues bueno. Pues vale. Ahora vas y lo cascas.
Jamás ha existido un comité de expertos que asesorara al Gobierno para decidir la desescalada de las autonomías y las provincias. Jamás de los jamases. El Ministerio de Sanidad lo ha reconocido así en una respuesta oficial al Defensor del Pueblo. No ha tenido más narices. Ocultar esta información es ilegal, el Gobierno está obligado por la Ley de Transparencia y la Ley General Sanitaria a ofrecer todo tipo de detalles sobre los asesores que le ayudan en sus decisiones. Y ahora le han pillado en una mentira más. La Directora de Salud Pública reconoce que no ha existido ningún comité de expertos encargado de la evaluación de la situación sanitaria de las comunidades autónomas y de decidir qué provincias o territorios pueden o podían avanzar en el proceso de desescalada del confinamiento, puesto que la responsabilidad corresponde al ministro de Sanidad tras su valoración con las distintas comunidades autónomas.
Dicho esto, que es la verdad pura y dura, pienso yo una cosa. En serio. Qué le hubiera costado al megalómano del Presidente decir que el Ejecutivo era el que decidía quién sí o quién no, el cuándo y el cómo. Con cargarle el muerto, como tantas veces, al director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias hubiera sobrado. Hay que aprovechar lo que uno tiene en nómina y en esto el susodicho es el puñetero amo de lo intangible, único en el mundo capaz de mezclar con sublime destreza los artes de la ocultación y la mentira con el ejercicio disciplinado y perfecto del bocachancla. Un maestro, la linterna verde que salvará a la Humanidad, el quinto fantástico, el octavo magnífico, el alma de los Beatles, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
Y, ya puestos y como hay muchos que se comen aunque les hagan bola en la garganta las monumentales hostias gubernamentales, del tamaño y grosor de panes de seis kilos, que se invente otra cosa nuestro Presidente. Algo imaginativo, a la vez que indemostrable, en su línea. Por ejemplo. Qué jure por la gloria de su madre que el comité de expertos sí que ha existido y aún está en activo, y qué detalle su composición. Equipos multidisciplinares de trasgos, gnomos, duendes, espíritus fabulosos, entes incorpóreos, incluso lamias con cuerpo de serpiente. Todos en aquelarre asesorando y currando como bestias. Y como hay que comunicar por Ley la identidad, pues ya está.
Ahí va. La composición. El feroz trasgo Zruk y la salvaje trasga Jignat. Por parte de los hábiles gnomos, Davrug y Folrhana. En representación de los duendes, y tras espinosas negociaciones, se integran en el comité Abaturc por sus buenas intenciones para ayudar con cualquier cometido que se quiera emprender, Igor, que es el duende que trae suerte aunque a día de hoy no esté precisamente en racha, Goblin, que se encarga de cuidar de todo cristo, y Kobold, que te hace los trabajos domésticos a cambio de comida (éste es un chollo y se encarga del catering de las reuniones). Como espíritus fabulosos, y para compensar el bien y el mal, los Arcángeles Miguel y Rafael (Gabriel está en cuarentena por Covid por contacto estrecho), y los Ángeles Caídos Abalón y su ejército de langostas, y Keteh Merirí, en calidad de Señor del Mediodía y de los Calurosos Veranos (viene a huevo por las fechas en las que estamos). Respecto a los entes incorpóreos están Marluxia, que vale por cuatro, y Xemnas, dragón de pésimo carácter y peor perder (se quema rápido). Y, para terminar, la estrella del comité fantasma, la lamia por excelencia, Lilit, la primera mujer de Adán según la tradición mágico-religiosa judía, creada por Yahveh a la vez que él y al que abandonó por acosador, largándose también del Edén. Un elenco inigualable capitaneado, como no podía ser de otra manera, por David el gnomo y su mujer Lisa.
Este es un espléndido comité fantasma de expertos que puesto en boca por el Presidente Sánchez o, en su defecto, por el ministro Illa, nadie podría discutir. Incluso se aplaudiría hasta que las manos se descarnasen y las falanges se partieran al chocar entre ellas. Un bombazo con el que continuar grabando con sangre en la Historia el nombre del Presidente del Gobierno. Eso o una gilipollez más a añadir. Al fin y al cabo lo mismo da, ¿verdad?...
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