La irrupción de la pandemia de covid-19 en el mundo ha supuesto la generalización y la adopción de nuevas medidas de protección en el ámbito laboral, como la distancia de seguridad y el uso de mascarilla, y de nuevos modelos, como el teletrabajo, una alternativa que ha crecido exponencialmente en los últimos meses. De hecho, en 2019, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España solo el 4,8% de las personas ocupadas realizaba su trabajo mediante esta fórmula, mientras que durante las primeras semanas del confinamiento, el porcentaje aumentó hasta el 34%, según muestra un estudio realizado por el IVIE, Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, sobre la base de encuestas y datos del INE.
“Cambiar la oficina por el salón de casa de forma tan apresurada puede brindar ventajas, pero también requiere establecer ciertas condiciones de espacio, equipamiento y organización para evitar riesgos para la salud”, explica el doctor Julio Maset, médico de Cinfa.
Es importante mantener una postura adecuada para evitar la aparición de dolores musculares y articulares en cuello, cervicales, espalda, muñecas y piernas. También la fijación prolongada de la vista en la pantalla suele conllevar fatiga visual, mientras que el sedentarismo derivado de pasar muchas horas delante del ordenador afecta igualmente a nuestro bienestar.
A ello, se añaden los problemas psicológicos fruto de las dificultades para compaginar vida personal y laboral, que el cierre de los centros escolares incrementó, además, durante varios meses. Para el experto de Cinfa, “desde marzo, está siendo muy compleja la conciliación del cuidado de personas mayores o hijos con el trabajo, por las interrupciones continuas y las dificultades para compartir espacio e incluso el uso del ordenador”.
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