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​Centros y aulas echan la llave

​Desde mi punto de vista, el profesorado no debe perdonar ni consentir la inacción del Ministerio de Educación ni las insensateces de la ministra, Isabel Celaá
Jesús  Salamanca
viernes, 18 de septiembre de 2020, 08:18 h (CET)

Esta mañana me pasaron información sindical sobre la situación que se vive en algunos colegios e institutos y créanme que es para desesperarse. Casi 130 colegios ya están cerrados y llevan cuatro días y medio funcionando. Veo que el número de aulas en cuarentena supera las 300 en todo el territorio nacional. Está claro que España es donde más incidencia ha tenido el coronavirus en la primera semana de clase, pero tranquilos porque aún está por empezar el alumnado de bachillerato, ciclos de grado medio y superior, escuelas de arte, conservatorios y centros de educación de personas adultas. Añadan a ellos todos los centros de nivel universitario. Mejor no llevarse todavía las manos a la cabeza. Y si surge un milagro, mejor, aunque los milagros en este tipo de crisis…

Si quieren comparar: en los primeros 20 días Francia ha tenido que cerrar 76 centros de los casi 64.000 centros educativos. ¿Saben los que tenemos en España? Pues miren, España cuenta con 34.168 centros de niveles no universitarios, según el Registro Estatal de Centros Docentes no Universitarios del Ministerio de Educación, entre públicos y privados. Madrid y Barcelona concentran el 22,15%. Algo no hacemos bien o muchas cosas las hacemos mal.

Y en toda esta historia que tanto nos quita el sueño, el Ministerio de Educación tiene mucha culpa, porque ha demostrado irresponsabilidad institucional; nula visión de Estado; alta capacidad para irse de vacaciones en el peor momento; cero compromiso para anticiparse a la crisis; dejadez en los protocolos escolares e incapacidad para coordinarse con el Ministerio de Sanidad y otros ministerios. No hablemos de la incapacidad ministerial para asumir el liderazgo que le reconoce la Constitución y la ley de educación.

“España es el país más contagiado de Europa porque su Gobierno no trabaja”, decía una alta dignataria de la Unión Europea a la que ofendió la intervención de Pedro ‘Plagio’ Sánchez en la última Cumbre. Independiente de que no trabaje, su socio comunista es un hándicap y le está granjeando una nefasta imagen en todo el mundo excepto en el entorno bolivariano. Está cometiendo Pedro Sánchez los mismos errores que en marzo: incapaz de articular nada válido ni aplicar soluciones a miles de preocupaciones de la ciudadanía… Por eso optó por irse de vacaciones. Solo le faltó hacernos la peineta. Quienes tampoco deben mirar al tendido son las consejerías de educación y sanidad. De ellas hablaremos no tardando.

No hay comunidad que se libre en toda España, incluso empieza a extenderse a guarderías. Da igual que se hable de Cantabria, Vizcaya, Andalucía, Extremadura, las dos Castillas, León, Rioja, Murcia… ¡Esto empieza a ser un desastre! Algunas han retrasado la vuelta al cole, pero no por eso se están librando del rebrote, más bien creo que lo que han aplazado han sido los contagios. Un importante sector de la ciudadanía empieza a hartarse de tanto irresponsable: el Gobierno nos echa la culpa a la ciudadanía para lavarse las manos siguiendo el ejemplo de los 50.000 muertos que lleva a su espalda; sabe que dejando pasar el tiempo se calman las aguas, algo que domina muy bien esta izquierda aturdida, desnortada y encastada, además de enquistada. El Gobierno debería aprender que “mientras quede algo por hacer, no habrá hecho nada”, en palabras de Julio César.

El cierre de tantas aulas y de tantos centros completos no augura nada bueno. Dice la OMS que lo peor está por llegar. El profesorado empieza a temer por el curso; los padres no duermen tranquilos porque se les viene encima un gran problema de convivencia para compaginar lo familiar con lo laboral; la frustración se agudiza en el día a día; el absentismo se ha disparado; la desigualdad ya es galopante; protestas y conflictos no faltan… Nunca me gustaría tanto equivocarme como ahora. Lo dice todo la opinión de un sindicalista: "La alta incidencia de casos de infección detectados en estos primeros días, los centros que ya han tenido que cerrar y el absentismo en varias localidades ponen en evidencia la irresponsabilidad del Ministerio de Educación y de muchas consejerías, al no haber facilitado los medios para un curso escolar seguro". ¿Recuerdan? Pensaban que aquellos 2.000M de euros eran la solución a todo y para todo. ¡Si volaran la ignorancia y la inoperancia, no nos daría el sol!

Hablo con varios equipos directivos y todos me confirman que están “hasta el pico de la boina”. Lo que más les ha molestado han sido los cambios constantes de criterios de las consejerías de educación respectivas; las plantillas no llegan hasta donde se precisa; las ratios siguen siendo desorbitadas; la distancia no siempre es posible. En muchos casos sigue habiendo 25 alumnos por aula, lo cual es una salvajada institucional.

Desde mi punto de vista, el profesorado no debe perdonar ni consentir la inacción del Ministerio de Educación ni las insensateces de la ministra, Isabel Celaá . Bastante nos han tomado el pelo desde el mes de marzo. Sépase que “tomar el pelo” también es despreciar a la ciudadanía, marcharse de vacaciones en plena pandemia y no ser capaz de reunirse con las consejerías hasta cuatro días antes de comenzar el curso. Tampoco olvido el ridículo y al ridículo, Pedro Sánchez.

No recuerdo quién decía que los altos cargos ministeriales son como los libros de una biblioteca: los que más altos están son los que menos sirven. Y siempre me ha parecido que llevaba razón. Muchos son ciegos y deberían aprender de Jean Cocteau en su sentencia: “Los ojos de los muertos se cierran cuidadosamente, con no menos cautela deberíamos abrir los ojos de los vivos”.

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