El veto del Gobierno al rey en Barcelona, dulcificado en el discurso de Carlos Lesmes, ha levantado ampollas y va a hacer que se escriban chorros de tinta porque un vicepresidente y un ministro del Gobierno español no han dudado en disparar contra el monarca. El conocido odio del comunismo, su revanchismo y su afán de dividir a la sociedad española lleva a que el propio Estado se defienda del Gobierno.
Si Henrique Capriles es ahora mismo el tonto útil de Nicolás Maduro, no me cabe ninguna duda de que Pedro ‘Plagio’ Sánchez es ese mismo tonto, pero de los titulares atrabiliarios de lo que ya se conoce como “Unidas Pandemias”. Rebuznan contra los demás, pero “lloran” cuando alguien canta las verdades del comunismo parasitario, del represivo bolivarianismo y de sus diarias bufonadas.
Esta pareja de parlamentarios, que nada aportó a la crisis sanitaria ni a los numerosos problemas por los que ha atravesado España desde la constitución de este Gobierno, se mete en inútiles charcos. A la vez son incapaces de gestionar porque nunca se han visto en otra igual: ERTES, INM, abordar la reforma laboral, mejorar la LOMCE, abordar unos presupuestos sociales o fijar el muro que salvaguarde a los más desfavorecidos.
Tanto Iglesias como Garzón demuestran que son demócratas de pacotilla, tamboril y bebedores a ‘chinguete’ que nunca lavaron sus trapos sucios en casa. Dado que escupen hacia arriba, no tardará en caerlos su propio esputo. Y ese día será su crujir de dientes. Al tiempo. La incompetencia e inutilidad del Gobierno español ha llevado a la recesión, pudiéndolo haber evitado.
Piensen, amigos lectores, que la lanzada al rey no es más que un jueguecito para tapar la porquería que ocultan en sus cloacas y albañales. Decidir que Felipe VI no acuda a Barcelona para entregar los despachos a la nueva promoción de jueces es de muy mal gusto, una borrachera de mal protocolo, además de un atentado a la institución monárquica y a la judicial, sin olvidar el desprecio que siente la ciudadanía por esa medida.
Carlos Lesmes ha hecho muy bien en anunciar el deseo de Felipe VI de acudir a ese acto. Es importante que conozcan los nuevos jueces el desprecio que siente del Gobierno hacia ellos y hacia la Judicatura. El día que los jueces se brinden, como hacen muchos políticos, a arrodillarse, habremos perdido la libertad de expresión y actuación que tanto costó conquistar.
Menos mal que lo que pueda decir del veto este ministro de Justicia –Juan Carlos Campo—tiene la misma importancia y transcendencia que la valoración de Alberto Garzón sobre el turismo, el obsceno comentario de la ministra de Igual-Da sobre lo de volver a casa sola y borracha o la amenaza del vicepresidente segundo al portavoz del PP en las Cortes: “Ustedes no volverán a formar parte del Consejo de Ministros”: ¿Se refería al tiro en la nuca o al secuestro como el de Calvo Sotelo en el 36? ¿Tal vez era una bravuconada más de las que acostumbra el filoterrorista y proetarra?
Es simple ingenuidad que Garzón acuse al rey de “neutralidad política” como es esperpéntico escucharle decir que la situación es insostenible. ¡Cuánto voceador y verdulero se ha acomodado en el Gobierno a rebufo de la caótica situación por la que atraviesa España! ¡Cuánto “analfaburro” aspira a que suba la tensión política y social! De momento, esa ya ha subido entre la Corona y el Ejecutivo.
Hay mucha porquería que tapar en el Gobierno o, mejor dicho, en los dos gobiernos que están destrozando a la nación. ¿Y dice Garzón que el rey está incumpliendo la Constitución? ¿Acaso sabe las veces que él la incumple? Cada vez que “ladra” no sabe si mata, hiere o espanta. Él mismo y su jefe de Podemos juegan con la cuerda que acabará ahorcándolos política y judicialmente.
Para esa ignorante tropa era clave arrinconar al rey y no ofender con su presencia a los golpistas catalanes para no arruinar el intento de sacar adelante unos presupuestos. De igual modo se precisaba un clima de relax para seguir traicionando a España con los cambios precisos para el indulto. Si el presidente no desautoriza a Iglesias y Garzón seguirá siendo el tonto útil de la destrucción de esta España desconocida y arruinada. No era casualidad aquella expresión de la “marquesa”: “¡Los borbones a los tiburones!”.
El Gobierno es rehén del separatismo y del proterrorismo. La crisis abierta no se cerrará interesadamente. Pedro Sánchez sigue siendo el tonto útil al que nos venimos refiriendo. La humillación y el desprecio al Jefe del Estado ahí está. Ese “Viva el Rey” que dieron los asistentes en la entrega de despachos tendrán su continuidad en el desfile de las Fuerzas Armadas, en el parlamento español, en la propia ciudadanía y –como se ha podido comprobar—también en Bruselas.
No sé si serán capaces de mantener el desfile de las Fuerzas Armadas pero ese día miles de voces gritarán al plagiador Sánchez de todo, menos guapo, aunque pueden aprovechar el confinamiento de Madrid para suspenderlo. La debilidad del Gobierno no da para más, como no da para más la porquería que están introduciendo en las instituciones desde la extrema izquierda bolivariana con la “inestimable” colaboración del reseñado tonto útil.
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