Habló el Boletín Oficial del Estado. En él se crea la denominada ‘Comisión Permanente contra la desinformación’ cuyo objetivo parece que es perseguir la desinformación que pueda influir en la sociedad a gran escalar. La tropa del ‘doctor Cum Fraude’ nos dirá que es verdad y qué es desinformación. Y al frente habrá dos comisarios políticos con ventilador para impedir que se publiquen las atrocidades, negligencias y efectos de cloaca del Gobierno.
La comisión no se tiene en pie. Es una forma de perseguir al disidente o a quien pueda dar información que desestabilice al Gobierno, cuente sus corruptelas o denuncie las cloacas del Estado porque, como las meigas, ‘haberlas, haylas’. En esa orden tiene mucho que ver el Ministerio de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática. Recuerden los lectores que, desde la época de Rodríguez Zapatero, llaman “memoria democrática” a un sucedáneo de la sectaria “memoria histérica”.
No vamos a entrar en la estructura de esta comisión para que la mofa no sea mayor. Pretende combatir las ‘fake news’; supongo que se referirá a las que han creado desde los ventiladores del Gobierno y desde los estertores de la comisión de expertos que resultó inexistente y tan solo recurrente.
No podía faltar en todo ese engranaje el desinformado y manipulador Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Me llama la atención que la Secretaría de Estado de Comunicación sea la coordinadora de esa estercolera comisión; precisamente quien elegía a los medios y periodistas para hacer las preguntas al presidente Sánchez durante sus vulgares y atropelladas comparecencias en TV. Unas apariciones ‘estelares’ que resultaban ser tan largas como las de Fidel Castro, tan mentirosas como las de Hugo Chávez y tan vacías como el “Aló presidente” del inmaduro y bolivariano, Nicolás.
Muy acertados han estado en la oposición apellidando a esa comisión como “Ministerio de la verdad”. Convencido estoy que el objetivo de ese “Ministerio” es controlar y perseguir las opiniones contrarias al Gobierno, cercenar la libertad de expresión, jugar a los espías comunistas y aplicar la ley estalinista. Si piensan que van a controlar con ello las redes sociales, van “de culo y cuesta arriba”. Sabido es que los excesos contra la libertad de expresión se corrigen con el Código Penal. Y los instigadores de ese quebrantamiento suelen terminar en prisión.
Además de pretender ese control, anhela censurar y aterrorizar a quienes no lo aplauden o se mofan de su desgobierno. Son tan torpes, el Gobierno y sus aplaudidores, que anteponen la necesidad de estar en el poder al bienestar de la ciudadanía y a la libertad de expresión. Con esto solo van a conseguir retrasar la llegada del dinero europeo porque Bruselas ha vuelto a dar un toque. Torpes, torpes, torpes. Y como meten por medio al CNI, ya les están gritando: burros, burros, burros.
Resulta que el Gobierno más mentiroso y trapacero de la historia se arroga la posibilidad, incluso la potestad, de decidir si una noticia es verdadera, falsa o ‘mediopensionista’. Deberían empezar por filtrar todas las informaciones nacidas del ‘doctor Cum Fraude’ o de ‘Coleta morada’ porque el primero jamás ha dicho una verdad y, el segundo, nunca reconocerá una acusación contra él, al menos hasta que Eduardo Inda va al Juzgado y le ponen al “marqués” la cara colorada o el juez García Castellón le coge por las criadillas y acaba cantando. ¡Ya lo creo que acaba cantando! Y si siguen filtrando los desbarres de la “marquesa”, los de la ‘trampera’ ministra de Hacienda (“Marisú”), el colegial Garzón, el agazapado Marlaska, la ‘doctora’ Lastra y el ‘ingeniero’ Simancas… encontrarán un filón de desinformación, además de el ajustado caldo de cultivo de un Gobierno y un sector parlamentario cutre, acomplejado, insensible, antisocial y paranoico visceral.
Ahí es nada, el mentiroso, Pedro ‘Plagio’ Sánchez, mostrándonos cuál es el “camino de la verdad y de la vida”, como Jesucristo. No me extrañaría que ya tuvieran un listado de medios para cerrar y personas para “ajusticiar”. Mientras la pandemia arrasa, a la vez que muestra la incompetencia e ineficacia del Gobierno, éste no sabe hacer más que provocar a la ciudadanía, intentar controlarla, dividir a la sociedad, generar malestar y atentar contra la economía. Precisamente lo que están obligados a hacer, no lo hacen: buscar soluciones, generar proyectos, crear la agencia que Europa obliga a tener para coordinador los proyectos subvencionables e ilusionar con propuestas de todo tipo (social, económico y político). Claro que, pensándolo bien, eso es como pedir manzanas al abeto viendo la calaña de quienes dicen gobernarnos y de quienes presentan como sus asesores. La mofa continúa y de día en día se amplifica.
Estoy convencido de que tanto Iván Redondo como el comisario político, Miguel Ángel Oliver, van a pagar sus chanchullos más pronto que tarde. Se han convertido en censores, cuando creíamos que eran profesionales de la comunicación. Vendidos a la pasta gansa y echados al monte acabarán sufriendo el dolor de sus propias normas porque esto va por ciclos y, en cualquier momento, dejarán de empuñar el mango de la sartén que ahora tienen o se quemarán. Si con la Ley de Memoria ‘histérica’ de los socialistas, Largo y Prieto han ‘besado’ el suelo y perdido el nombre de calles, pueden estar seguro de que también lo van a ‘besar’ esa pareja de comunicadores desnortados y atolondrados que aplauden las mentiras, abusos y la degeneración política de la que hace gala el ‘doctor Cum Fraude’.
Ayer me decía un socialista cabreado que, Redondo y Oliver, han conseguido conjuntar a las SS, la STASI y la KGB impulsadas por mafias que creíamos olvidadas. Representan al progreso-progresista (pueden reírse, si lo desean). Es evidente que a este Gobierno ya nadie lo cree, cada vez es más insoportable por ruin y mentiroso. Cualquier día sueltan a los mercenarios para que pasen a recogernos a quien no les seguimos la bola y defendemos la verdad del día a día por tierra, mar y aire. Ya lo hicieron, en su momento, con Calvo Sotelo porque siempre los ponía contra sus propias maldades y contradicciones.
Dios los crió y el desgobierno los juntó para hacer daño. Tan solo falta George Soros para ‘sacarlos en procesión’. El zorro cuidando el gallinero y las garrapatas sentadas a la mesa. Nunca en España, hasta la llegada del socialcomunismo, se habían censurado la libertad de expresión en un Estado de derecho. Por lo que dice la prensa europea, el Gobierno español puede haber escrito una de las páginas más tristes, dictatoriales e insurgentes de la historia. ¿Apostamos a que Ursula von der Leyen los hace recapacitar y se retrasa el dinero para la reconstrucción? Ya han recibido dos avisos serios. Al tercero…
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