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Mentir como medida de supervivencia. El arma secreta del PSOE.

“El lenguaje político está diseñado para que las mentiras parezcan verdades, el asesinato una acción respetable y para dar al viento apariencia de solidez” George Orwell
Miguel Massanet
martes, 17 de noviembre de 2020, 16:37 h (CET)

Aunque me lo hubieran jurado por lo más sagrado, les aseguro señores, que nunca me hubiera podido creer el sumo grado de desvergüenza, cinismo, irresponsabilidad y falsedad al que ha llegado el comportamiento, la acción, la manipulación y el descaro del gobierno de esta nación con tal de mantenerse instalado en el poder, sin que en ningún momento, ocasión ni oportunidad hayan tenido la tentación de decirles la verdad a los ciudadanos sobre la situación real del país en unos momentos en que, precisamente, hasta el más zafio de los mortales se da cuenta de que España no va por el buen camino y que los españoles nos estamos jugando, en manos de quienes dirigen la nación, nuestro futuro económico, social, de convivencia y lo que todavía causa más temor nuestras libertades individuales, nuestra independencia y nuestro sistema de economía libre y libertad de mercado, amenazados seriamente por el comunismo que nos trae el señor Pablo Iglesias y el intervencionismo que viene claramente anunciado por las recientes acciones de nuestro ejecutivo socialista que demuestran, palpablemente, que el totalitarismo y el sistema dictatorial están amenazando seriamente el futuro de nuestra nación.


Como San Pedro, ante las turbas que le acusaban de formar parte del séquito del Señor, nuestro presidente, don Pedro Sánchez, negó una y otra vez el hecho de que pudiera acabar pactando con los comunistas de Pablo Iglesias y mintió tantas veces como lo dijo, porque a las pocas horas de que las legislativas le dieron la victoria, no suficiente para gobernar sin apoyo de otros partidos, lo primero que hizo fue abrazarse con el líder de Podemos, para ofrecerle participar en el nuevo gobierno y, nada menos, que con el cargo de vicepresidente. Pero esta no fue una excepción porque ya fuera directamente por él mismo, ya lo fuera a través del señor Fernando Simón en el espinoso tema del Covid 19, ya fuere mediante las declaraciones del señor Ábalos o las contradicciones de la ministra señora Mª Jesús Montero respeto al IVA de las mascarillas contra el virus ( el mismo día habló de la imposibilidad de rebajar el impuesto por mandato de la CE y luego rectificó, en un cambio repentino y sospechoso de opinión, para dejarlo en el 4%) el caso es que la tendencia de quienes nos gobiernan de faltar a la verdad y darnos gato por liebre, en asuntos de tanta trascendencia, parece que se ha convertido en endémica y con unos evidentes propósitos de ocultar realidades que pudieran desmerecer gravemente su gestión de gobernantes ante los españoles.


Es sabido que la gran preocupación del señor Sánchez, en estos momentos, se centra en la aprobación de los PGE que ya han tenido que ser prorrogados durante varias veces, siguiendo vigentes, hasta este momento, los que el PP del señor Montoro aprobó, algo que pesa como una losa sobre el actual gobierno socialista, que ve seriamente limitadas sus intenciones de aumentar el gasto social, para poder llevar a cabo su política de despilfarro, con la que cuenta poder mantenerse en el machito los cuatro años de gobierno de esta legislatura. Todavía no se sabe, a ciencia cierta, en qué clase de aritmética se vienen basando cuando podrían aprobarlos, con los apoyos con los que cuentan hasta el momento, sin necesidad alguna de los votos de Bildu lo que, por otra parte, les hubiera evitado el sonrojo de haber roto sus promesas y el darles municiones a la oposición que, evidentemente, va a sacar rédito de semejante insensatez.


Pero, si ya el hecho de pactar con EH Bildu, para mantener el apoyo de los descendiente directos de ETA ( que nunca han condenado el terrorismo etarra ni se han excusado ante las víctimas del terrorismo de la banda criminal), no se puede explicar en un partido que se considera democrático, como se suponía que era el PSOE, todavía resultan más deplorables, injustas y desacertadas las declaraciones a El País, del ministro de Transportes, señor José Luis Ábalos, corre ve y dile del señor Sánchez, acusando al PP de ser el responsable de que los socialistas hayan tenido que pactar con Bildu; todo ello por el hecho de que los directivos de dicho partido no se hayan plegado a aceptar todos los puntos conflictivos de los mencionados presupuestos, algo que, efectivamente, entra dentro de las obligaciones de cualquier partido de la oposición de defender los puntos de vista que se comprometieron a mantener con sus propios votantes. Pero la falsedad de semejantes e interesadas acusaciones está suficientemente demostrada cuando, como ya se ha dicho, no necesitaban sus votos para que los presupuestos salieran adelante, bastándoles con los que ya tenían asegurados del resto de partidos que constituyeron el apoyo a Sánchez, en la moción de censura en contra de Rajoy, a los que se añadía el de Ciudadanos de la señora Arrimadas, más que suficientes para conseguir la aprobación de los presupuestos para el 2021.


Lo que sí queda demostrado es que, a diferencia de lo que se podía esperar de la unión de comunistas y socialistas, tradicionalmente adversarios políticos, en esta ocasión parece que lleva camino de escorar hacia la izquierda la labor del actual gobierno, con el peligro de que se vayan tomando decisiones, dictando leyes y decretos, ocupando puestos clave de las instituciones básicas del reino y recortando, con el intervencionismo estatal y la acción corrosiva de socialistas y comunistas, los derechos y libertades de la ciudadanía, con la evidente amenaza de que sigamos el mismo rumbo que implantaron los seguidores de Maduro en Venezuela, que ha llevado a aquella nación a un estado tal de caos que la ha convertido en uno de los países más depauperados y sometidos al mayor despotismo de toda Sudamérica.


El pactar con EH Bildu lleva aparejado el reconocimiento de este partido vasco, como si se tratara de una formación democrática y no como lo que es, en realidad, un partido separatista, seguidor de los métodos extorsionantes de ETA, aunque no maten, pero sí dan homenajes a los etarras que vuelven de la cárcel, amenazan a los que pertenecen a partidos democráticos españoles, se manifiestan públicamente en contra de España y del resto de españoles y declaran, públicamente, sin miedo alguno a represalias gubernamentales, como hizo en la asamblea vasca el parlamentario Arkaitz Rodríguez, afirmando que si están en Madrid, es para «tumbar definitivamente el régimen». Mayor bellaquería sería impensable que se pudiera decir en una democracia como es la española, sin embargo, para nuestros gobernantes la cosa ha pasado sin pena ni gloria, sin que hubiera una reacción fulminante contra semejante individuo ni un desmentido inmediato del Gobierno para dejar aclarado que no se ha vendido a los separatistas vascos , sin importarle actuar en contra de nuestra Constitución, en un tema de tanta enjundia como es nuestro sistema de gobierno basado en una monarquía democrática parlamentaria.


Pero lo más impactante, lo que más pueda preocuparnos a los españoles, lo que llevamos ya varios años comprobando es el hecho, innegable, de que una parte muy importante de los votantes españoles parece ser inmune a todos estos hechos que están sucediendo en nuestra patria que, evidentemente, constituyen infracciones flagrantes de nuestro ordenamiento jurídico, del Estado de derecho, de nuestras costumbres democráticas y de nuestras libertades constitucionales, de modo que, votación tras votación, se sigue apoyando a aquellos que han hecho de su capa un sayo y se vienen pasando por el forro de sus pantalones la unidad de España, los preceptos constitucionales, la separación de poderes del Estado y el respeto por la labor de las instituciones, alguna de las cuales parece que se han convertido en meras sucursales gubernamentales sin otro objetivo que ayudar al Gobierno a alcanzar sus objetivos de acabar con las libertades y la democracia en España.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos la desagradable impresión de encontrarnos viviendo una pesadilla que, desgraciadamente, no se acaba cuando despertamos, sino que sigue, si cabe con mayor intensidad, cuando volvemos a la realidad sin que, por otra parte, veamos reacciones de aquellos organismos de los que legítimamente pudiéramos esperar que rechazaran con indignación, que protestaran en las calles y en las instituciones en contra de semejantes desatinos y que, teniendo motivos más que suficientes para ello, advirtieran al Gobierno de que está actuando de una forma torticera y, evidentemente, en contra de nuestro actual régimen de gobierno, con medios ilegítimos y no encauzando sus posible objeciones o afanes de cambio, a través de los caminos legales que las leyes y nuestra Constitución tienen previstos para casos de semejantes reivindicaciones. Y una de las impactantes frases de Nicolás de Maquiavelo:


“Los hombres son tan simples y se sujetan a la necesidad en tanto grado, que el que engaña con arte halla siempre gentes que se deja engañar.”

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