Confieso que esta vez me ha costado trabajo sentarme a escribir sobre una estupidez, porque considero que dar pábulo a un sin sentido es intentar dar credibilidad e importancia a algo que no la tiene y a mi esas cosas me provocan como menos, ronchas, por no decir otras cosas.
Este gobierno incongruente que tenemos y desgraciadamente sufrimos es de tal incompetencia que él mismo se contradice. Entre los miembros que lo componen, diciendo cada uno lo que piensa, no se ponen de acuerdo y así tenemos a una ministra que pretende la integridad infantil, quitando los colegios específicos de educación especial, sin tener en cuenta que los niños, precisamente por ser niños, no pueden seguir el ritmo de las clases con los que no necesitan ese tipo de enseñanza, añadiéndose también el rechazo de sus compañeros y menoscabo que puedan sufrir esos niños especiales. Por otro lado, tenemos otra ministra que pretende meter en un gueto al grupo LGTBI haciéndolo pasar como indefinido. Veamos: No se debe confundir género con tendencia sexual. Nacemos siendo hombres o mujeres, hijos e hijas, niños y niñas. Hasta ahora que se sepa no nacemos de otra forma, pero viendo lo que estamos viendo quizás algún día igual nacemos como centauros, mitad y mitad.
Si la tendencia sexual tanto en hombres como en mujeres no se corresponde con el cuerpo en el que nacen y se cambian de género siendo adultos, siguen siendo hombres y mujeres en su nuevo estado, no extraterrestres como parece ser que quieren hacernos ver, diciendo la soberana estupidez de hijas, hijos, hijes. Pero a mi modo de ver, lo peor no es eso, porque si la persona que lo propone no tiene capacidad intelectual y educativa para decir otra cosa, no se le puede reprochar nada y es digna de lástima, sin embargo, sí a las personas que supuestamente la tienen y le dan pábulo, incluyo aquí a los medios de comunicación.
No es de extrañar que pensando de esta insólita forma quieran eliminar el idioma español como lengua vehicular y materna de nuestro país, lo que si me indigna es el silencio sepulcral de los señores defensores de nuestro idioma, Real Academia, lingüísticos, literatos, humanistas y demás. Quizás por considerarlo tan absurdo no le den importancia y miren para otro lado, pero precisamente por pensar de esa manera, tenemos el gobiernos que tenemos.
El refranero español es tan rico que tiene una frase para cada caso y en el que nos ocupa está este: “El arbolito desde chiquito”, es decir, que si las cosas no se corrigen desde su inicio luego llegan los lamentos, y llorar sobre la leche derramada sirve desgraciadamente para poco.
El educar sin valores éticos y morales ha transformado nuestra sociedad en una amalgama de seres que intentamos sobrevivir, sálvese quien pueda. Digo esto porque ha saltado a los medios de comunicación como algo espectacular el primer hombre embarazado.
No voy a entrar en como pretenden conseguir votos políticos o elevar el índice de audiencia en los medios de comunicación. Eso sería otro tema.
La ciencia ha adelantado mucho y la reproducción asistida posibilita gestar a las mujeres que por diversas causas no pueden hacerlo del modo habitual. Yo me pregunto, ¿El comité ético sanitario al que este chico trans ha tenido que someterse, según declaraciones de él mismo, ha sopesado los problemas no solo legales o morales que tendrá la persona gestante, sino también los problemas sicológicos que pueda tener el nuevo ser? ¿Se han parado a pensar que puede pasar por la cabeza de esa mujer que no quiso serlo y se hormonó adecuadamente para ser hombre, inscrito como tal en el Registro Civil, y a la vez quiere ser madre? ¿Por qué solo pensamos en el deseo de los adultos por muy inconscientes que sean y no en el bienestar de los hijos? ¿Han pensado la repercusión que pueda tener sobre el embrión la pléyade androgénica a la que haya estado sometida esa mujer? Ese hijo va a tener un padre y una madre en una misma persona. Esa dualidad ¿A que me suena? ¿Quién hará de grajo? Porque paloma en esta situación no pega. Ya mismo en vez de personas vamos a ser caracoles. ¡Ay Señor, Señor!
Estamos creando una sociedad absolutista, ególatra, egoísta, y sin pudor de ninguna clase hacia problemas, que pudiendo ser considerados nimios por algunos, a mi modo de ver, tienen gran importancia por los resultados adversos que se pueden derivar, y se debe tener en cuenta que todas las posibilidades que la ciencia puede aportar debemos considerar si menoscaban tanto la ética como la dignidad de los seres humanos.
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