Me coloco en la posición ideal, enciendo YouTube, la música empieza su canto, los violines interpretan las notas que en algún momento de 1723 Vivaldi transcribió. Verano, un recuerdo hecho música. Agarro el Kindle, lo enciendo. Libros, muchos libros. Una gran colección de libros electrónicos apilados, esperando… esperando.
Esta nueva cultura de lo inmediato también se ve reflejada en el estudio. Buscamos asimilar el conocimiento como si fuéramos un ideal de tecnología avanzada capaz de retener, procesar y guardar una palabra tras otra. Pretendemos ser capaces de leer y aprender todo; y en ese intento nos paralizamos haciendo de nuestra mente una casa aislada en la cual es imposible albergar algún nuevo conocimiento. La puerta se ha cerrado debido a la presión por abrirla. «La vida es aceptar, ya lo decían los mayores. Aceptar que somos humanos y, la tortuosa realidad… YouTube dio paso a invierno… uno dos tres cuatro, violín rasgado, corazón rasgado. Aceptar la tortuosa realidad de que nuestra memoria es limitada, aunque podamos potenciarla siempre habrá un límite. Además, los grandes filósofos y pensadores que tanto admiramos no escribieron sus libros en un solo día, previamente tuvieron que meditar sobre temas interesantes durante un periodo de tiempo, preguntar a otros que conocían más del tema y ordenar aquellas ideas que buscaban expresar. Una búsqueda genuina.
Gracias a la curiosidad y al amor por el aprendizaje seremos mejores, sin embargo, no debemos dejar que el conocimiento ahogue aquello que sirve de fundamento, aquello a lo que Sócrates llamo virtud. La capacidad de saber vivir, el buen vivir en otras palabras. Es posible que el conocimiento de cosas interesantes-banales nos imposibilite entender la base de lo que es el buen vivir. El músico tiene dos opciones: aprenderse un montón de partituras o pulir su interpretación en unas pocas. Los artistas que son capaces de trascender lo que un artista puede hacer sonlos que pasan a la historia. Todos pueden tocar el piano o escribir un poema o un relato o aprender a bailar, pero no todos pueden ser artistas. Todos estamos vivos pero muy pocos saben vivir.
Tomémonos nuestro tiempo para aprender, con tranquilidad aceptemos nuestras limitaciones; centremos nuestra atención en aquellas cosas que nos enriquecen como personas, la vida es un camino lleno de aprendizajes, permanezcamos atentos a aquello que es bueno y virtuoso.
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