“SOY, pero ¿por qué?... ¿para qué?” Me llaman el “inquieto”, pero no por los nervios, que los tengo, sino porque me falta tiempo para “pensar, buscar, razonar, preguntar”. Yo les comento que todos deberían ser “inquietos”, porque de hombres es INDAGAR, DESCUBRIR, BUSCAR LA VERDAD. El origen del conocimiento es la DUDA”, de la cual nace la “inquietud” y de ésta la “evolución social”.
La juventud piensa que su realidad es su felicidad pero la verdad es que la “realidad”son las “conquistas personales” a través de las “inquietudes” y de las “preguntas” que, nacidas de la duda, convertirán su realidad en felicidad evolutiva. La “conformidad” o “aceptación”, sin libertad de decisión es acogerse a un camino, siempre guiado por manos ajenas (sin dudas ni preguntas).
El conformismo no piensa y, por tanto, no elige y en consecuencia no DUDA y si no “DUDA” es un “muñeco” teledirigido. Eso no es ser HOMBRE.
Muchos de nosotros hemos sido propiedad de una época, en la que la “DUDA” era PECADO. El tiempo nos entregó antenas, fibra, internet y con todos ello estudiamos, conocimos mundo, miramos hacia atrás y DUDAMOS, porque muchas de las cosas no las comprendíamos y comenzamos a pensar, a preguntar, a indagar, en definitiva a DUDAR de nuestra realidad. Envolvimos el “PECADO CONFORMISTA” y el “YO”, intransferible comenzó “DUDAR”. Unos encontraron más “DUDAS”, otros buscaron “DIOSES TRANQUILIZANTES”.
Mi amigo Pedro, estudiante “llamado” de pequeño a ser viajero asistente de los demás, tiene hoy 85 años. Sus espejos retrovisores lo ven todo oscuro y lo que ve venir de frente no lo entiende. Aferrado a su cuestionario con respuestas, ha decidido detenerse y hacer el segundo curso de “LA DUDA DE UN FUTURO QUE NO ACEPTA SU PRESENTE”.
He tomado la determinación de hacer también el curso. Creo que será muy provechoso saber que no EXISTE FUTURO SIN PRESENTE.
Mi amigo Pedro, me envió hace unos días una pequeña misiva, como respuesta a unas notas mías sobre San Rafael Arnaiz (Monje Trapense). Su contenido me ha impresionado por su “espontaneidad”, por su “serena aceptacióndel futuro” y por el “reconocimiento de la DUDA”. Creo que es interesante que otras personas puedan leerlo y sacar sus propias conclusiones: “Queridos amigos: Acabamos de volver de pasar el mes con mis hermanos. Hemos disfrutado de sol y agua. Pero ya no es como antes... La edad no perdona. Y el esfuerzo que supone cambiar de tus rutinas diarias casi no compensa lo que antes te producía tanta satisfacción. Probablemente estaréis de acuerdo conmigo... He recibido tus dos escritos referentes al "hermano Rafael Arnaiz". Sí recuerdo haberte oído alguna vez hablar de él. Pero no tenía idea de que estuviera tan metido en vuestras vidas.
Tanta espiritualidad me abruma. Porque yo ando en la cuerda floja entre mi inteligencia y la fe recibida. Espero la muerte con resignación y curiosidad. Con resignación, porque forma parte intrínseca de esto tan maravilloso que llamamos vida.Con curiosidad, para saber, por fin, quién estaba equivocada: mis creencias recibidas, o mi inteligencia. (Lo malo es que, en el segundo caso, no voy a enterarme de ello...) Entretanto, me acojo a su misericordia, y le pido perdón anticipadamente, si la inteligencia (¡que Él me dio para pensar!) ha llegado a conclusiones contrarias a las enseñanzas religiosas. Como suelo decir, en broma, "le doy a Dios la oportunidad de hacerme ver que yo estoy equivocado..." Por lo demás, estamos más o menos bien. Lo normal a los 85 años: dolores de espalda, cansancio, vértigo, sordera...”
Gracias Pedro, por tener muy claras las ideas y por haber aprendido a respetarlas. DUDAR, Pedro, es de hombres inteligentes. DESPRECIAR el pensamiento de los demás es de ignorantes. El camino tortuoso donde nos encontramos nos condujo a todos al sendero personal, conocido como DUDA. La DUDA, sin embargo, nos regaló la felicidad y sobre todo la serenidad de aceptar la diversidad inteligente. Te adjunto un pequeño artículo, recuerdo escondido de un pasado de promesas fracasadas.
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