Me está dando que pensar,
de qué manera lo escribo, pues no sería de recibo por pereza claudicar.
Como mi lema es luchar, hasta encontrar la receta, permitidme que acometa, una breve reflexión, para hallar la solución en vez de entrar en rabieta.
Hoy escribiré de vinos, pensando en los cosecheros, también en los bodegueros y en sus clientes genuinos.
No hacen lo que los taurinos, que hablan con sus compadres, de sus buenos toros padres, y de sus vacas bravías; y que en sus ganaderías están las mejores madres.
En cambio veo mezquindad, en quien hablando del vino, aunque lo haga con tino, interés y seriedad, olvida esta gran verdad: “antes de que el mosto “suba” y se fermente en la cuba hasta convertirse en fino, la madre de ese buen vino es la desairada UVA”.
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