Si las leyes no “igualan”, deben reformarse. Si las normas no respetan la “igualdad”, deben reformarse. Si los responsables políticos del control legislativo no funcionan, deben dimitir. Si los políticos se convierten en profesionales de empresas, deben ser cesados.
Los “tontos” votantes suelen hacerse preguntas curiosas, que hacen pensar. Veamos algún ejemplo:
Primera.- El día, de 24 horas para todos, a una persona normal le da para hacer lo justo, pero… “los políticos pueden asistir a sus obligaciones como parlamentarios, pueden dar clase como catedráticos, pueden escribir libros, pueden dar conferencias, pueden asistir a tertulias, pueden dormir y levantarse arregladitos y planchados… ¿Cómo pueden hacer todo eso?”
Segunda.- Todos sabemos que leer, leemos la mayoría, pero tener la capacidad de leer con rapidez y conciencia de lo que se lee es más difícil. ¿De verdad nos quieren hacer creer que los políticos, los que conocemos, tienen la capacidad de leer, entender y resumir todos los anteproyectos, proyectos y leyes que se proponen en el ámbito legislativo?.
Tercera.- ¿Se atreverían, los políticos, a someterse a controles públicos de CULTURA, de LENGUAS y de POLÍTICA GENERAL? Cuarta.- ¿Por qué JURAR a los políticos les sale gratis, si no cumplen?
Quinta.- ¿Por qué no se exige a todos los políticos, que van a tomar posesión de sus cargos, sea el que sea, LEER DOS ARTÍCULOS FUNDAMENTALES DE NUESTRA CONSTITUCIÓN, PROMETER POR SU HONOR CUMPLIRLOS y COMPROMETERSE, SI NO ES ASÍ, A RENUNCIAR A SUS CARGOS Y A SUS DERECHOS DE HONORARIOS FUTUROS?
Con estas cinco preguntas, el “tonto”, mejor dicho el que “dicen tonto”, dormiría a pierna suelta… España iría bien y los pícaros irían desapareciendo del panorama nacional.
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