Es innegable y no se puede ocultar que la invasión de los bárbaros supuso el final de la espléndida civilización romana. Superados los primeros siglos del caos inicial, podemos decir propiamente que se inicia la Edad Media, que abarca desde los siglos V al XV, periodo dela Historia sobre el que hay un sentir casi general, incluidos algunos historiadores, que se considera como unos siglos tenebrosos, oscuros en los que reinaba la ignorancia y la incultura y que apenas si aportaron conocimientos a la Humanidad. En el siglo XVI Jean Bodin consideraba que entonces regía una barbarie universal en el cual no progresó ningún tipo de conocimiento. Llegado el Siglo de las Luces, los enciclopedistas y los grandes pensadores del momento llevaron a extremos insospechados su desprecio por el periodo de la Historia que comentamos. Para ellos todo lo acontecido antes del siglo XVIII, solo era ignorancia, atraso y rusticidad. Voltaire posiblemente sea el mayor exponente de este desprecio a los siglos anteriores. Decía que dejar el universo clásico para adentrarse en la historia de los pueblos germánicos que se adueñaron de Europa a partir del siglo V, era, poco más o menos que abandonar una ciudad espléndidacon una civilización resplandeciente para adentrarse en un paraje desértico e inhabitable. En su absoluto desprecio hacia la religión acusaba a esta, especialmente al catolicismo, de haber controlado férreamente a un pueblo ignorante y de haberlo domeñado para que no tuviese capacidad de pensar, ni evolucionar intelectualmente.Más adelante veremos que fueron precisamente los conventos de las distintas órdenes religiosas y las iglesias parroquiales quienes se encargaron de mantener viva la llama de la civilización, de la cultura y de los conocimientos. Precisamente este pensador fue el encargado de escribir la parte de la Enciclopedia destinada a la historia, literatura y filosofía, así que, al defender que la Edad Media fue una época de oscuridad tinieblas e ignorancia, o una de dos, o sabía poco de historia, cosa que dudamos, o era una exposición de su mala voluntad, al describir este periodo de la Historia. Llegada la Revolución Francesa sus gestores entenebrecieron más aún, si cabe, esta época, porque para ellos había sido un periodo de opresión feudal en el que no existían ciudadanos, sino siervos de la gleba que eran unos seres que vivían en un estado de semi-esclavitud atados a la tierra del señor de por vida, y su situación era hereditaria; al fin y al cabo gleba significa, según Cicerón, terrón de tierra, terruño, de tal manera que estaban sujetos de tal forma a la tierra que cultivaban que en ella nacían y en ella morían. En Europa existió un fuerte y férreo feudalismo, caracterizado por lo que hemos expuesto anteriormente. Sin embargo esta forma de feudalismo no se dio en España, pues ya bastante tenían los hispanos con la terea de expulsar a los musulmanes que desde inicios del siglo VIII invadieron nuestra Península y costó ocho siglos echarlos definitivamente. Pero sí procedió de España el conocimiento y las enseñanzas de los antiguos griegos y romanos que se difundió por el resto de los países europeos. Los musulmanes, en su expansión conquistadora, habían llegado hasta la India, así que tuvieron perfecto conocimiento de la sabiduría grecolatina de forma tal que sus eruditos se dedicaron a propagar la cultura clásica por los terrenos conquistados. Córdoba era la capital del califato Omeya, y en ella convergían los sabios más ilustres del islamismo, equipados con los textos de los autores clásicos. Ya, desde el siglo XII en la Escuela de Traductores de Toledo se vertían textos filosóficos y teológicos escritos en árabe o hebreo a la lengua latina, utilizando la lengua romance o española como intermedia o directamente a las lenguas emergentes. La tolerancia de los reyes leoneses y castellanos cristianos con los musulmanes y judíos fomentó este comercio cultural que, desde España se divulgó por toda Europa de forma que esta se benefició de los conocimientos de los clásicos gracias a España [1]. Sin embargo ya se había dado un renacimiento cultural en Francia en la época de Carlo Margo que fue muy importante para la implantación del cristianismo y para la formación de una estructura estatal que dio origen a los estados actuales europeos. Sobre la cultura de este rey hay distintas versiones. Unos dicen que era analfabeto, otros que sabía leer, pero le costaba mucho trabajo escribir y que también dominaba varios idiomas; lo que sí es cierto es que en su deseo poner en vigor la cultura grecolatina supo rodearse de los sabios eruditos más ilustres de su tiempo de los que citaremos solo algunos por no hacer muy extenso este trabajo. Uno de ellos fue el famoso diácono Paulo al que llevo a su corte el rey para que enseñase la lengua griega a su hija Rotrudis. Igualmente mandó venir a su Corte al célebre Alcuino de York, al que llamaban“el hombre más sabio del mundo”,especialista en la Antigüedad clásica y profundo conocedor de las obras de Cicerón, Virgilio, Lucano, y tantos otros más; donde actuó como preceptor del mismo rey y de su corte.Con Alcuino vino su discípulo Rábano Mauroy en su entorno se reunió lo más granado de la intelectualidad de entonces. Se impuso la letra minúscula carolina, predecesora de nuestra cursiva,como elemento unificador y difusor de cultura, paraque hubiese una uniformidad de escritura, de forma que la pudiesen leer los eruditos de distintos países, ya que en el idioma no había diferencia puesto que el Latín era la le gua común. Hoy podemos disfrutar de las obras de los autores grecolatinos gracias a la labor oscura y callada que realizaron unos anónimos monjes que en los grandes escritorios de los monasterios se dedicaban a copiar los textos antiguos. De la misma manera que también paladeamos exquisitos licores, vinos y cervezas que esos monjes elaboraban en los conventos.Los trapenses se distinguieron por la calidad de las cervezas que fabricaban y estas, dadas su alto podernutritivo, las consumían durante los días de ayuno. Ciertamente todos estos conocimientos y cultura no la disfrutó el pueblo llano y quedó reservada a los intelectuales del momento, pero, a partir de los inicios del siglo XI, empezaron a fundarse universidades, que estaban a cargo y dirección de la Iglesia, alrededor de cuyos templos y conventos, poco a poco, se fue esparciendo el saber y los conocimientos de entonces. Quien hable del atraso y la ignorancia de la Edad Media es por incultura dolosa o por mala fe manifiesta, todos los conocimientos que hoy poseemos han sido el incremento que se ha acumulado sobre la sabiduría de siglos pasados. [1] https://es.wikipedia.org › wiki › Escuela_de_Traductore.
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