Cuando fuimos niños nos comportamos sin diferenciar los orígenes de cada uno, nos entregamos unos a otros en lo más básico, los juegos, pero crecemos y vamos cambiando, convirtiéndonos en Doctor Jekyll y el señor Hyde, por la manipulación que crean prejuicios sin sentido, nos superiores por la intervención de religiones, el afán de riqueza o de poder, que convierten a muchos en personas despreciables, con una sola meta; dirán que es por la familia, pero en realidad solo es por su YO, disfrazado de múltiples maneras.
Hace siete años surgieron personas con un concepto más acorde con aquel principio infantil que pretendían implantar en su sociedad, pero los intereses que durante siglos han dominado y estructurado el mundo bajo el otro prisma, derrocan cualquier atisbo de homogeneidad para los ciudadanos.
En España ocurre lo mismo en estos momentos, personas con un ideario más equitativo intentaron pacíficamente, en Sol y en muchas plazas de España, exigir a los anteriores gobiernos el abolir las medidas tomadas en contra de sus ciudadanos, no fueron oídas. Aquellos personajes ante la persistencia y actitud provocativa de los «neoliberales» con la aquiescencia de personajes políticos disfrazados anteriormente como progresistas. Optaron a presentarse a las elecciones europeas para llevar a cabo el deseo popular, con un primer triunfo en mayo del 2014, y cinco años después incluso ser parte del gobierno español. Pero su líder, posiblemente el político más importante que ha surgido en España los últimos 100 años, para evitar que los ataques dirigidos a su grupo y a su persona principalmente, dimitió de sus cargos para no menoscabar la importancia de sus compañeros en su labor política en defensa de la ciudadanía.
Fuera de la política activa, como politólogo desarrolla otra labor, se entregó a sacar a la luz algo que en los gobiernos democráticos europeos no se da la forma de actuar el Neoliberalismo en España, con 3 partidos de voceros en el Congreso, similar a la forma de actuar en Hispanoamérica, definida por Pedro Brieger, la imposición del modelo neoliberal en países como Brasil, Venezuela, Uruguay, Ecuador, no fue consecuencia directa del fracaso de proyectos llamados por los neoliberales «populistas», no fueron castigados por el voto popular, sino que fueron derrocados por un nuevo golpismo.
La forma de actuar no era otra que la llamada «Lawfare» (guerra jurídica), y el politólogo al igual que Jean Valjean se entregó a lo que amaba, la defensa de la ciudadanía, teniendo enfrente a distintos Javert (los 3 partidos), junto a una cohorte de Thénardier, que son la prensa, radio y Tv, agitadores sin honestidad al servicio de la Dictadura Financiera. Incluso con la existencia en España del paralelismo hispanoamericano como los «montajes judiciales y policiales», demostrado contra dirigentes políticos de formaciones de la izquierda como Isa Serra o Alberto Rodríguez, condenados ambos por agresión a policías, sin pruebas claras.
Mientras atacan a unos concretamente, se dedican a tapar la corrupción y vergüenzas del fugado a Abu Dhabi, desprestigiando aún más a la monarquía impuesta por la Dictadura. Tampoco critican que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) lleve tres años caducado sin que los políticos cumplan con su obligación de renovarlo, ni sus miembros tengan la vergüenza de dimitir. La falta de autocrítica de los responsables de que esto ocurra no protege las instituciones, sino que las degradan cada vez más, así como a ellos mismos.
- Nuestro compromiso debe ser el advenimiento de la República, con leyes sociales para la ciudadanía.
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