La imagen que se busca en papel o en pantalla nos deja un gran poso, como un buen caldo; nos pide estar en una exposición vertical, en espaldera; o acaso en formato de libro como es el nuevo libro de RAW. El vino y todo su proceso se hace presente aquí para demostrar que las personas somos tierra de trasiego, de bodegas, de vino en calidad y en cantidad, de vinateras almas.
Media docena de fotógrafos de RAW se toman en serio el ciclo vital de los racimos. Muestran sus épocas de vida donde exponen el milagro del nacimiento, la edad exultante en todo su esplendor de juventud para llegar a la madurez, y a la senectud, y morir para nacer de nuevo en una reencarnación espectacular de la naturaleza y de los campos.
IN VINO VERITAS es una obra completa de medio centenar de fotografías múltiples en colorido y visión, de una serie de artistas verdaderos pegados a los mostos y a los surcos, como si en verdad participaran de un modo directo de la cultura del vino.
Ellos tratan de llegar al alma humana, ya sea por costumbrismo, por necesidad personal, incluso afectiva y familiar, por modo de expresión, y por modo de vida. Es el propio ciclo vital el que se expresa, el ciclo humano el que se muestra a través del racimo, del surco, de la copa, de la tinaja o de la bodega.
Advertimos con Rafael Ángel Toribio que el ser humano como la vid tiene su infancia y su fin con la vuelta a la tierra. La uva en el cristal y en la cerámica. El reloj y el racimo en compañía.
El arte vinatero se nos cuela tras la cámara fotográfica de Sandra Beldad Colado para bebérnoslo, para jugar, para bailar, para pasar un verano de infancia. ¡Ay, sus esferificaciones!
El campo se hace tiempo con José Andrés Gallardo de la Sierra-Llamazares en estaciones de savia cíclica, junto a la sabiduría y la afectividad que dan el cariño, el amor viejo y el arte jardinero. Humanismo y colorido con pleno convencimiento.
La alegría llega a la copa como un chorro de tinto travieso y elegante, llamando a la poesía más familiar por sencilla de Marta Torres Martínez. Sabor y gloria en las copas.
La vendimia como esfuerzo se agradece en Juan Antonio Olmeda Martín con poesía embotellada para la degustación, porque necesita hacerse presente en los dichos más sabios y populares. Vendimias de jornada interminable, verdes, doradas…
Pero hay que probar las uvas maduras de Alfonso Torres Consuegra, antes de que lleguen colgadas a las vigas, o debatidas por un ciego anónimo o diverso sensorial, a medio camino de la interpretación y la performance, del Lazarillo, porque no dejará de ser teatro fotográfico al que ya nos tiene acostumbrados Alfonso Torres Consuegra.
Todos los vendimiarios en el objetivo de RAW. Todos los días del año podrían estar representados en las fotografías de su nueva exposición.
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