Polifacética como ella sola, Marta de la Fuente Soler (Bilbao, 1990) confiesa que siente predilección por la música y la literatura y que ha perdido cierto apego por el cine y la industria que lo rodea. No obstante, sigue escribiendo guiones y afirma que escribir es como vivir, que uno no debe tomarse demasiado en serio a sí mismo.
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¿Cómo surge la idea para escribir Galernas? Surge como un homenaje a mi padre y al mar. Eminentemente. A García Márquez también le debo mucho.
¿Qué significa el mar para ti? Amor y libertad. En cierto modo también redención.
Tu libro se encuadra dentro del género del realismo mágico, que no es un género muy cultivado en la actualidad, y menos a nivel europeo. Me gusta especialmente este género por la libertad y el juego que permite. Supongo que esa es la clave de que recurra a él. Cuando uno escribe novela realista, parte de un mundo que imita al que ya conocemos y en el que normalmente discurrimos, una realidad trillada, lo cual no está nada mal, yo misma he escrito mucha narrativa hiperrealista, pero precisamente lo que me fascina del realismo mágico es que se pueden encuadrar situaciones verosímiles dentro de un orden profundamente atípico, a la vez que situaciones inverosímiles dentro de un orden que nos es más familiar. Me encanta trabajar esos contrastes, sin embargo, como decía, estas antítesis se sustentan en una estructura de paralelismo, pues tanto al realismo mágico como al mar los siento animales muy salvajes. ¿Sigue teniendo cabida la magia en nuestra vida cotidiana? Por supuesto, solo hay que estar atento.
¿En quién te inspiras cuando escribes? En cuanto a personajes, hay gente que me resulta muy inspiradora y en torno a cuatro cosas que atisbo de su vida o de eventos compartidos, construyo un personaje, pero suele tratarse de pinceladas, luego dejo que el personaje hable y decida qué va a hacer, independientemente de lo que haga o lo que haría la persona real que lo inspiró. En cuanto a escritores referentes, claro que tengo unos cuantos, pero procuro cultivar una voz propia; de hecho, por temporadas destierro el género de ficción de mis lecturas para que no me influyan demasiado otras voces. Pero por lo general, no soy partidaria de analizar muy sesudamente lo que uno escribe, solo hasta cierto punto; es un poco como en la vida, que hay que tomarse a uno mismo un poco en serio y un poco en broma. En mi caso sucede así porque escribir lo siento como un ejercicio de libertad, de soltar, de intuición, no me gusta intelectualizar demasiado el proceso, creo que pierde su encanto y su misterio.
Tienes experiencia en cine, literatura y música, ¿en cuál de ellas te sientes más cómoda? Ando desencantada del cine y de su industria. Me encuentro más en mi elemento en la literatura y en la música, aunque ya que estamos siendo del todo sinceros, para mí la música es la más maravillosa de las artes. También me parece la más espiritual y la que antes te llega al corazón.
¿Vivir en Londres predispone especialmente para dedicarte a la escritura? No, escribía desde bien pequeña. Mucho antes de siquiera saber que existía una ciudad que se llamaba Londres. Lo que sí es que Londres me predispuso a escribir guion, y he descubierto que escribo en este formato más cómoda en inglés que en español. Si te dieran ahora mismo un barco para ti sola, ¿a qué lugar te gustaría viajar? Hay miles de sitios del mundo que quiero visitar, pero si ahora mismo me dieran un barco,no otro medio de transporte sino un barco, navegaríael Pacífico; la Polinesia tiene que ser una cosa bárbara.
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