Un equipo de investigación del Servicio de Genómica de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y del Instituto de Biología Evolutiva (IBE), un centro mixto del CSIC y la UPF, ha desarrollado la primera base de datos genéticos de alta resolución de Centroamérica, en la que se analiza la variación genética de 248 hombres y 143 mujeres salvadoreños y que constituirá una “potentísima” herramienta para identificar de forma “más certera” los restos de desaparecidos en el país y en la ruta del migrante hacia Estados Unidos.
Así lo anunció este lunes la universidad catalana en un comunicado en el que precisó que hasta ahora El Salvador no disponía de una base de datos forense completa que permitiera valorar la correspondencia genética entre los restos de un desaparecido y sus familiares y que esta “potente” herramienta del país centroamericano es “esencial” para identificar a víctimas y desaparecidos durante la guerra civil y también a emigrantes que cada año mueren al intentar cruzar la frontera entre México y EEUU.
El equipo de investigación, liderado por Ferran Casals, antiguo jefe del Servicio de Genómica de la UPF y por Francesc Calafell, investigador principal en el IBE, ha trabajado con un equipo de la Asociación Pro-Búsqueda de Niñas y Niños Desaparecidos de El Salvador, que gestiona una base de datos de perfiles genéticos de familiares que buscan a sus niños desaparecidos durante el conflicto armado y de jóvenes ya encontrados por la organización, y su trabajo ha sido publicado en ‘Forensic Science International: Genetics’, la revista de mayor impacto en ciencia forense.
La nueva base de datos ha permitido la caracterización de la diversidad de la población de El Salvador para realizar “mejores identificaciones” de las personas desaparecidas, según la UPF, que reiteró que hasta ahora no existía una base de datos genética, de este tipo, de las poblaciones de países de Centroamérica.
Calafell subrayó que, cuando los investigadores encuentran "una coincidencia entre dos muestras, una de un desaparecido y una de un potencial familiar, la base de datos sirve para valorar la probabilidad de que aquellas personas tengan un parentesco, comparándolas con el resto de la población de El Salvador”, convencido de que encontrar coincidencias en una variante genética que es “muy rara” en aquella población “será una evidencia con más peso que si se encuentra una coincidencia en una variante muy frecuente".
PARENTESCOS LEJANOS
En este sentido, el experto explicó que gracias a la buena resolución de los marcadores genómicos secuenciados y a la gran cantidad de secuencias de individuos acumuladas, la base de datos “ha permitido ir un poco más allá y no sólo identificar a padres e hijos, sino parentescos más lejanos".
A este respecto, el director ejecutivo de Pro-Búsqueda, Eduardo García, subrayó que la asociación “ha podido resolver más de 400 casos de niños que fueron dados en adopción en un contexto de violencia”. “Uno de nuestros objetivos es fomentar el estudio de la genética en nuestro país para identificar a los desaparecidos y gracias a proyectos como éste lo estamos consiguiendo”, abundó.
En la misma línea, Casals puntualizó que ha sido “un proyecto innovador” en el que los investigadores han desarrollado “aplicaciones pioneras de las tecnologías más avanzadas de secuenciación de ácidos nucleicos en la genética forense”. “Además, el intercambio y la colaboración con investigadores de El Salvador han sido enormemente estimulantes y enriquecedores para todos”, aseveró.
La nueva herramienta se podrá utilizar para cualquier aplicación de la genética forense, como identificar restos humanos en la práctica de los casos criminales o en situaciones donde el ADN recuperado esté muy degradado y en el desarrollo de esta base de datos también han participado la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF) y la asociación Reds.
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