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Chistera y Vox en la sesión de control

Es momento de replantearse la realidad y futuro de una democracia con demócratas miedosos que pueden tratar de domar lo que no comparten ni entienden
José Luis Heras Celemín
jueves, 17 de febrero de 2022, 09:11 h (CET)

Repasemos conceptos. Chistera es un sombrero de ala pequeña, plana o vuelta y copa rígida que usan los magos para poner en escena conejos, palomas y cualquier cosa oculta que distraiga. Vox es un partido político, en la derecha del espectro político español, que se ha convertido en la tercera fuerza política con 52 diputados. Sesión de Control es la jornada prevista en el sistema para que el Gobierno con sus ministros se someta al control de las Cortes Generales.

            

Tras las navidades y reanudado el periodo de sesiones, en el Congreso de los Diputados se celebraba la primera Sesión de Control al Gobierno del año. Pero, como suele, el Gobierno falseó la sesión. El presidente y ministros, en vez de contestar preguntas y rendir cuentas a la Cámara, se obstinaron en convertir el acto en una especie de examen al PP con consejos incluidos. Las preguntas están en el Diario de Sesiones. Veamos sus temas: Acciones de Gobierno. Deterioro de instituciones. Subida de precios de la luz y carburantes. Objetivos sociales en el pacto de Legislatura. Protección de Doñana. Red Natura 2000. Energía nuclear como energía verde. Contribución de Fondos Europeos para el crecimiento económico. Gobierno frente a la inflación. Aumento de impuestos a los trabajadores. Exportación de armas a Turquía. Concesión de beneficios a presos de ETA. Cargas en la ley de movilidad futura. Uso del español en las aulas catalanas. Destitución de Tezanos. Rebaja de la calidad democrática española, según The Economist. Calidad de la carne que exporta España. Fracaso del Ingreso Mínimo Vital. Política penitenciaria. Actividad delictiva de grupos organizados. Plantas de aluminio en Asturias y Galicia. 

            

Para una democracia consolidada, la Sesión de Control es una ocasión propicia para que el Gobierno ponga a la Oposición y a todo el país al tanto de lo que pasa. Bien usado, el trámite facilita la comunión del Ejecutivo con todos y permite que la ciudadanía sepa qué hacen el Gobierno y los grupos parlamentarios. La sesión de hoy, usada por la oposición para poner en un brete al Gobierno aireando chismes, vergüenzas y fracasos, se malgastó. La oposición hizo lo que pudo y debe. Pedro Sánchez y sus ministros no. Trataron de capear el temporal, usando, como conejos y palomas de prestidigitadores, lo primero que encontraron. Sin excusa en una pandemia que a punto de ser vencida no esconde ya nada. Desenterrados, paseados y vueltos a enterrar los restos de Franco. Sin líos a costa del Valle de los Caídos. Con resultados adversos en las elecciones autonómicas de Madrid y CyL. Sin nada que pueda ocultar las cuitas y desencuentros entre los socios de la coalición PSOE-UP, había que hacer algo. Y lo hicieron. Retrotrajeron un miedo visceral y rancio que quisieron ver en la derecha y usaron contra Vox.

            

Con Vox al aire, salió lo fácil. El argumentario anticuado de la izquierda: Miedo y alarma. Ultraderecha, fascismo, cordón sanitario. Hasta el trueque, trampa, cambalache que el presidente, sin empacho, ofreció a Casado como líder de la oposición para salvar, según él, todos los conflictos pendientes, del momento y después. Abominen, renieguen de Vox y, colorín colorado, el PSOE a sus pies. CGPJ listo en un pimplas. Mañueco canonizado en CyL. Apaños a pedir de boca en Ayuntamientos. Y remiendos, todos, donde hagan falta.

            

Movimiento de manos, expresiones corporales incontroladas, salida de Sánchez. Y signos casi imperceptibles, que no dicen nada pero sugieren. En la Tribuna de Prensa, una idea, insolente, se abrió paso: El Gobierno está mal. Sonado. En  los pasillos y alrededores de la Carrera de San Jerónimo, un gesto, por demás expresivo, resumía la situación: Dedos pulgares e índices juntos y balanceo de manos. Adelante, atrás, arriba y abajo. KO.

            

Terminada la Sesión, de Control al Gobierno o lo que haya sido, Pedro Sánchez antes y sus ministros después salieron a calle. Parecían inquietos, con una preocupación contagiosa que nos afecta. Sin más chisteras que usar y con Vox en las nubes, es momento de replantearse la realidad y futuro de una democracia con demócratas miedosos que pueden tratar de domar lo que no comparten ni entienden. De momento, preguntas: ¿Miedo en democracia con ciudadanos libres? ¿La izquierda que gobierna necesita cordones sanitarios y rivales domados? ¿Inventar una democracia, a la carta, para una izquierda que admita o rechace a adversarios políticos? ¿O, y es muy grave, es que nuestro sistema político peligra?

            

No es un divertimento de magos. Esto no es broma. Ha asomado en el Congreso de los Diputados. Podrá ocurrir, o no. Hoy se disimulaba con una chistera y Vox en la Sesión de Control.

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