En la política, como en el ajedrez y la vida, las decisiones de cada instante son jugadas determinantes que definen el futuro. El Canciller Euclides Acevedo ya ha hecho historia en Paraguay anunciando su próximo retiro del actual gobierno paraguayo, para ser candidato de la oposición a éste. En medio de unas pocas tímidas quejas de oficialismo y oposición, los líderes de mayor caudal electoral coincidieron en señalar que una alianza encabezada por Euclides sería invencible.
Una de sus propuestas más aglutinantes a nivel de cúpulas es la de llamar a una Convención Nacional para renovar la desgastada Constitución del país. Una nueva Constitución implica introducir la reelección presidencial, pues la limitación a un solo mandato es una rémora por temor retroactivo a las extendidas dictaduras que sufrió el país.
Como referente histórico de la resistencia a las dictaduras, Euclides cuenta con la autoridad moral, capital político escaso en la fauna paraguaya, para encarar ese objetivo sin generar sospechas. La desconfianza impidió alcanzar ese anhelo al presidente Eusebio Ayala en 1936, que aceptó postularse a un segundo período encendiendo la mecha de una revolución que lo desalojó del poder. La reelección en Paraguay permitió a dictaduras gobernar por décadas con una fachada democrática de utilería.
Al cabo de varias décadas en las que los derechos civiles se han ido afianzando, la reelección volvió al debate durante el mandato de tres ex presidentes que siguen vivos en la política de Paraguay: Nicanor Duarte Frutos, Fernando Lugo y Horacio Cartes.
Euclides reúne otro requisito importante para llegar a una Convención Nacional Constituyente: Su capacidad negociadora y persuasiva sin ejemplar.
Los tiempos de esgrimir como argumento haber enfrentado al autoritarismo se van esfumando, así como la receta de vilipendiar y denunciar al adversario, en una sociedad donde la mayoría de los electores ya no conoce el país de cuatro décadas atrás. La calma con que se asimila la noticia de un Ministro que anuncia su retiro para pasarse a la oposición es una prueba.
Dijo un campeón mundial de ajedrez sobre un rival que logró desconcertar y vencerlo, que no movía las piezas con la mano, sino con una varita mágica. Euclides demostró su fe en el poder de la fantasía militando en minorías de poca proyección, para escalar escarpados senderos y hoy ser el común denominador de un pueblo con derecho a la ilusión.
Como lo formuló un gran escritor y pensador: Para alcanzar los grandes objetivos, no basta con la acción. También hay que soñar. LAW
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