Las personas nacen, crecen, y luego desaparecen. Es la regla de la vida. Sin embargo, no siempre se piensa en lo difícil que puede resultar resumir estas palabras en hechos. Y las madres, esas mujeres que han experimentado dar vida a otros seres, lo saben muy bien.
Quiero dedicar este artículo especialmente a Pilar Carrera, abogada de profesión y madre de la gran Gabriela Franco, una artista a quien se le ve, se le escucha a menudo y que ha estado siempre tras la artista apoyándola como madre y representante de la artista.
Gaby, cuando termina, detrás de los escenarios es como Pilar su madre, mujer y madre y ambas aprenden a convivir con esa dualidad y a dividir sus responsabilidades no pequeñas y diarias. Ser artista requiere mucho esfuerzo y total dedicación, lo mismo que ser buena madre y Pilar lo sabe especialmente. En ese camino le acompañó , con ferviente devoción , su marido y padre Eduardo. Un día Pilar me escribió: “Ser madre y representante, en mi caso o ser madre y artista, como Gaby no es menos difícil una vida muy complicada, pero hay que tener mucho ánimo para hacer y sobre todo espíritu de sacrificio” Artista, mujer y madre. Tres palabras llenas de fuerza por separado y que se juntan en la historia de Pilar Carrera y de Gaby.
En el día de la madre quiero ofrecer esta columna realmente especial y desearía ofrecer este humilde detalle, quizás regalo, es mi intención, pues hablar del papel de madre, el más difícil del ser humano. Un papel que tiene mucho de vocación y un acto de increíble generosidad ya desde la gestación del mismo y que genera a partes iguales alegría y vértigo.
Algo que realmente es mucho más complejo en el caso de las artistas y de las generosas madres de ellas que son esperanza en el dolor, alivio en la fatiga, consuelo en la tristeza y la soledad y el puntal en el que se apoyan para crecer como artistas, y personas, en ese duro camino de luces y sombras.
Quizás sólo pueda expresarlo con lo que un día ella, Gaby, me escribió de su maravillosa madre: “Si bien “ma” (apelativo cariñoso de mama) siempre fue mi reina, cuando fui madre, de mi adorado hijo se convirtió en Dios y en mi religión. Entendí como se multiplica el amor y todo ello con una sola sonrisa y el brillo de su mirada. La vida de una artista es muy complicada pero ella siempre me dio miles de razones para seguir luchando y no perder mis sueños. Un camino en el que no estaría donde estoy sin el apoyo de “pa” (papa) y a los amigos que siempre han estado conmigo. Una eternidad no es tiempo suficiente para devolver tanto cariño y tanto amor”.
Felicidades a todas las madres, madres de artistas y especialmente a Pilar Carrera la madre de Gaby Franco y por supuesto a Gaby, artista, mujer y madre.
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