Al influjo del avance progresista en la región, en Paraguay crece el tercer espacio por fuera de dos proyectos conservadores, representados por los partidos tradicionales. Mientras las fuerzas progresistas truenan y se arremolinan en Brasil y Colombia se ve a un paso de entronizar por primera vez a la izquierda, en Paraguay cobra fuerza el fenómeno político que encarna el socialdemócrata Euclides Acevedo.
Mientras el conservadurismo se sumerge en intensas discusiones que debilitan cada vez más a una mutilada concertación opositora, Euclides se mueve en la arena como elemento que forma parte de ella. Días atrás atrajo a sus adherentes a reuniones multitudinarias en Ñemby, Itacurubí y Acahay. El fin de semana mostró su fuerza en el departamento de San Pedro, ocasionando un sismo entre los reaccionarios del oficialismo y la oposición.
Con claridad inusual para los rangos de la política local, señaló que se está conectando con el campo electoral, escuchando a los electores sin intermediarios. Aclaró que es el electorado el dueño de los votos, y prefiere acordar con el pueblo antes que concertar con cúpulas de ilusorio caudal electoral y devaluado capital político.
"El pueblo es el único que me va a decir qué cargo ocupar. Yo no quiero que un fantoche de talabartería me diga lo que tengo que hacer", expresó en respuesta a un conglomerado de saldos y retazos políticos.
La suerte parece estar echada, y la tercera posición cobra cuerpo, forma y al fin despega en Paraguay. Primero impalpable, luego fluido y ahora tornado sólido, Euclides Acevedo se apoya en los vientos del pueblo y levanta vuelo. LAW
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