Dice la Wikipedia que un médico es: un profesional que practica la medicina y que intenta mantener y recuperar la salud mediante el estudio, el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad o lesión del paciente. Yo añadiría que un médico es algo más. A las pruebas me remito. Durante la fuerte pandemia que hemos padecido durante los pasados años (y lo que nos queda), han sido el sostén de nuestra sociedad y se han volcado en la lucha contra una situación que sin su dedicación absoluta hubiera desembocado en una auténtica hecatombe mundial. Pero su labor no se queda en las situaciones muy especiales. Día a día siguen velando por nuestra salud y nuestro bienestar. Normalmente lo hacen de una forma profesional y eficaz. Pero hay otra dedicación puntual que no les reporta ni dinero, ni poder, ni prestigio. Se trata de la medicina solidaria. Aquí surge la buena noticia de hoy. Cuando la mayoría de los profesionales disfrutan de unas merecidas vacaciones, que les permiten descansar de todo un año de trabajo, muchos galenos aprovechan parte de las mismas, para seguir ejerciendo su ciencia en alguna otra parte del mundo. En aquellos lugares que carecen de instalaciones y de una mínima atención sanitaria por parte de personal cualificado. Así que, a lo largo del verano, se produce la diáspora de centenares de médicos de todas las especialidades, enfermeros, matronas y rehabilitadores que llegan a los países más subdesarrollados como un maná curativo que solucione parte de sus problemas sanitarios. Es más, incluso en países que presumen de una situación bastante avanzada, se producen bolsas de pobreza y de falta de atención. Por consiguiente, precisan del apoyo de estos auténticos héroes que no dudan en emplear sus ahorros y sus vacaciones en apoyar a los más necesitados. Mi buena noticia de hoy me la transmiten ese matrimonio de médicos, muy cercanos a mí, que vuelan en estos momentos camino de Ciudad de Méjico, donde van a prestar sus servicios en los barrios pobres de la periferia. Allí donde llega la atención necesaria a través de parroquias-misiones en manos de comunidades católicas provenientes de España. Un excelente trabajo que comparten con las diversas asociaciones de médicos solidarios que proliferan por el mundo gracias a Dios. Les envidio. Envidio la sensación de curar con la palabra, el trabajo y la ciencia. Muchas gracias por vuestro esfuerzo.
|