Vida que no decidiste,
dirección no escogida, esperando el destino, yendo de aquí para allá, no saber a que atenerse el lugar para detenerse, el sitio para anclar o aterrizar, porque nada se sabe, todo se hace poco a poco, todo va despacio y hay que aprender a tener calma. Cuando lleguemos allá seremos viejos y diremos, ¿por qué nos habremos desesperado tanto, si total, el llegar se tomó el tiempo que le vino bien y no le importó nuestra impaciencia?... Pero es que se aprende de viejos cuando ya no hay marcha atrás, y de momento estamos aquí, a ver que hay más allá.
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