La dimisión del primer ministro italiano, Mario Draghi, aumenta el riesgo de una crisis política interna en la tercera economía del continente que desemboque en nuevas elecciones. Además, llega en un momento especialmente difícil para Europa, que se enfrenta a la recesión y al aumento de los tipos de interés.
La incertidumbre política no es nueva en Italia, ya que los gobiernos posteriores posterior a la Segunda Guerra Mundial han durado de media poco más de un año. Aunque Draghi aún podría ganar un voto de confianza y seguir como Primer Ministro, han aumentado los riesgos de que sea sustituido o de que se convoquen nuevas elecciones para octubre. Esto no hace sino incrementar la incertidumbre europea, que ha visto cómo el euro alcanzaba la paridad con el dólar estadounidense, los rendimientos de los bonos italianos y de los mercados periféricos se disparaban y la renta variable se desplomaba. El continente se enfrenta a crecientes riesgos de recesión con el agravamiento de la crisis energética, mientras que el Banco Central Europeo se dispone a subir los tipos de interés la próxima semana por primera vez desde 2011 y a anunciar planes de intervención en los mercados de bonos para contener los costes de financiación de los gobiernos.
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