Cuando el Congreso peruano ha querido impedir que el Presidente viaje al exterior, un veto que no lo tienen ningún otro mandatarios constitiucional del mundo, el Gobierno ha aprovechado ese golpe para revertirlo contra la oposición, como si fuera una maniobra de judo.
Para lograr que Castillo pueda estar en la 22ava cumbre de presidentes de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), Ecuador cedió su turno de ser el siguiente país anifitrión y, por ende, detentar la presidencia pro tempore de dicho organismo.
Así tenemos la anomalía de que el Perú va a ser sede de dicha cumbre anual por décima vez, mientras Colombia solo lo ha sido 6 veces, Ecuador y Bolivia 4 veces cada uno, y Venezuela 2 veces. La presencia de 3 mandatarios vecinos fortalece a Castillo. Petro hace su primera gira al exterior viajando a Lima lo que muestra un gran intento de darle un espaldarazo. Paraciera decir que ya que él no pudo venir a mi juramentación en Bogotá, yo lo voy a ver: "ya que Mahoma no fue a la montanha, ahora la montanha va a Mahoma".
A Petro y Arce les interesa, como al resto de mandatarios "progresistas" de Latinoamérica y el Caribe, que Castillo no caiga y sea remplazado por uno de derecha dura. A Lasso tampoco le gusta que el Legislativo peruano pueda sacar al actual Ejecutivo, pues él viene padeciendo el mismo problema, aunque, en su caso, él es de centro-derecha y la Asamblea Nacional es dominada por corrientes que van del centro a la izquierda (mientras que en Perú hay un Gobierno más de centro que de izquierda al cual busca derrocar un Congreso liderado por ultraderechistas).
Canciller contra el progresismo. Cuando esto ocurre y Castillo va a devenir en el nuevo presidente de esta, lo ideal hubiera sido tener un canciller que se reclame progresista y que trata de que el Perú promueve un eje regional autónomo frente a EEUU.
No obstante, el nuevo canciller de Castillo es el primero de tienen cualquiera de los 15 Gobiernos izquierdistas o nacionalistas de la región en repudiar explícitamente al progresismo. Miguel Ángel Rodríguez Mackay (MARM) siempre ha sido un macartista. Como vocero de la derecha dura apoyó los golpes contra los actuales Gobiernos de Bolivia y Venezuela (a quien no ha querido reconocer), e inicialmente acusaba al actual Gobierno de ser de "extrema izquierda radical", "comunista" y "dictador".
Si bien apoya la integración andina, MARM ha promovido la caída de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y de la CELAC (Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe). Para él no debe haber ninguna instancia que rivalice con la OEA timoneada por EEUU. La única crítica que le hizo a su Secretario General Almagro es por no haber seguido el camino que él tuvo en Bolivia y Venezuela para cuestionar los resultados electorales que le dieron el triunfo a Castillo. Mackay es macartista.
MARM votó por Keiko Fujimori y demanda la liberación de su padre. Mientras Castillo fue electo como militante de Perú Libre, el partido más hincha del FSLN, Evo, Castro y Maduro, MARM apoya a EEUU para excluir de la Cumbre de las Américas (y de la Asamblea General de la OEA a realizarse en Lima) a Venezuela, Cuba y Nicaragua, a quienes tilda de ser "dictaduras".
Sin embargo, acaba de desconocer a la única república militarmente ocupada de toda la hispanidad, del Africa y del Atlántico (la Saharaui) apoyando que la monarquìa absolutista de Marruecos la anexe. Esta tiranía ha empleado bombas napalm para asesinar civiles, ha hecho limpiezas étnicas y ha cortado a la nación saharaui con el mayor muro y campo minado del mundo en proporción a sus habitantes.
Al igual que los golpistas Lourdes y Antero Flores, su héroe es Luis Bedoya, a quien propuso condecorar como el "patriarca del bicentenario". Para MARM los golpes contra Vizcarra en Perú o Morales en Bolivia, no fueron tales. Acusa a este último de entrometerse en la vida política peruana, pero él quiere que Lima se inmiscuya en la de La Paz, exigiendo la liberación de la exdictadora y asesina Jeanine Añez. Antes no cuestionó la intromisión del entonces presidente ecuatoriano Moreno cuando calumniaba a Castillo de estar ligado a Sendero.
MARM apoyó el indulto del Tribunal Constitucional a Fujimori y pidió que no se acate la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que revirtió a este. Con ello y con sus ardientes propuestas para establecer la pena de muerte, él hace causa común con el fujimorismo para que el Perú rompa con este organismo. Además, es enemigo del acuerdo de Escazú, que protege a los defensores del medio ambiente y a los pueblos originarios. Contra todos los progresistas.
MARM llegó a ser canciller apenas Petro se convertía en el primer mandatario izquierdista de Colombia. Solo falta la pronosticada victoria de Lula en las elecciones de octubre en Brasil para que los 8 mayores países latinoamericanos y más del 95% de la población de la región estén bajo Gobiernos "progresistas".
Castillo debiera ser un Presidente paladín de ese nuevo giro continental y de la reconstitución de la UNASUR y de la CELAC. Para ello requiere tener un canciller a tono con los demás de tinte izquierdista o nacionalista de la región. Empero, escoge a alguien que abiertamente apoyó a los enemigos de Boric (Chile), Fernández (Argentina), Arce (Bolivia, a quien insultó como una marioneta de Evo), de AMLO (México, a quien ha atacado con fuertes expresiones), etc.
MARM ha elogiado la política exterior de PPK, cuya principal obra fue crear el "Grupo de Lima" para buscar derrocar por todos los medios armados y económicos a Maduro. Es más, él cuestionó a Castillo por hacer que se acabe este grupo y se le reconozc . MARM siempre ha reconocido como al único Gobierno legítimo de Caracas al de Juan Guaidó, una imposición a dedo de Trump, a quien ni el pueblo ni ningún venezolano lo ha elegido para ello.
Esas políticas de extrema hostilidad agravaron la crisis y la hiperinflación de Venezuela y el éxodo masivo. PPK, por su parte, alentó el arribo de lo que hoy son más de un millón de "chamos" al Perú con el objetivo de valerse de una mano de obra educada, pero muy barata y explotable, la cual ha servido para presionar a que bajen los sueldos y las condiciones laborales de los trabajadores peruanos.
A pesar de que "Uno", "La República" y muchos izquierdistas (PL, CD, NP) le han pedido a Castillo que cambie de canciller, él lo ha ratificado. Nunca antes hemos tenido un Gobierno que troque ministros como promedio 1 cada 5 a 6 días, y con tantas descomunales contradicciones internas. Los principios no guían a Castillo.
Él cree que adoptando políticas económicas y externas de derechas va a tranquilizar a sus detractores. Más bien, ocurre lo inverso, pues desmoraliza a las bases populares y sigue alentando a los golpistas a ser cada vez más osados y exigentes.
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