Era una madrugada,
casi aparecía la aurora ante formidable devoción lejana que vibra, place, y, se apagó la radio, una voz melodiosa que sonaba y sonaba llevándose una historia Irreparable, no remedada. Nos deja toneles de sapiencia no hay duda, el último alarido de la época diamantada, dónde fecundó su origen y quedó inmortalizada esas realidades costumbristas del momento, como dos o mas expresiones contundentes profundas que fueron auténticos dardos, contra lo que representó en su tiempo la bajeza de “los poderosos”, e hizo de su pluma, de su voz un irrefutable referente imborrable ante la historia, como aquel coloso difícil de doblegar. Es inigualable, original con estatura, desde sus trazos, profundos vistos desde muchos ángulos realísticos, sofismas con doble y triple sentido con muchos caminos pero sólo uno era el correcto, la honestidad, la verdad, al servicio de la paz en todo tiempo. Esa es la conciencia honesta en comunión con la mente humana.
|