Siempre es inveterado, que el o los momentos sólo tienen una fuente de virtud, la vida, y la muerte que, no lo es, es volver a vivir o seguir el rumbo de la nueva vida del futuro.
Gran razón de su honradez y humildad cuando el obrero, el labriego campesino, al verlos escribir con sus instrumentos de trabajo encima del objeto que labran en su realidad, esa es la pura verdad, no es relativa y, ¡es preciosa letrística!, de ese tiempo que no vuelve jamás.
Entonces, muchas cosas se pueden discurrir, que el presente es la verdad, no tengas temor a la muerte, pronto triunfarán, en ese sutil camino que aras toda esa realidad de tú vida, en dónde notables luces encenderás.
Infinidades temas fueron los que escribiste gentil escritor, poheta, y no, con esos instrumentos de trabajo, machetes, arado, yunta de bueyes, carreta, azadones, como trabajador del campo, y, máquinas, armas corto punzantes finas, para usar en las fábricas y otros quehaceres de obrero de la ciudad, y del campo, entre muchos otros instrumentos de trabajo.
Esa es pohesía, prosa, Teatro puro, y demás…, repletas de terneza. Así es, muchas han sido las formas de esa belleza secreta aún escondida, bajo el Palio como antorcha encendida.
Esa es la verdad de cada quien y nunca es relativa. Cada día nuevo es como ver el triunfo del futuro.
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