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​Los mitos sobre el acoso escolar, un freno para identificar y prevenir posibles casos

Es la principal causa de suicidio entre la población infanto-juvenil y un grave problema que impacta negativamente en la salud mental de los más jóvenes
Redacción
miércoles, 2 de noviembre de 2022, 11:57 h (CET)

El acoso escolar, comúnmente conocido como bullying, es un grave problema social que impacta negativamente en la salud mental de los más jóvenes y está relacionado con la aparición de casos de depresión, estrés, ansiedad e incluso ideas suicidas. Esta forma de acoso está cada vez más presente en los centros de educación primaria y secundaria de España: según la Organización Mundial de la Salud, nuestro país se encuentra entre los cinco primeros de la Unión Europea donde más incidencia de acoso escolar hay. 


Con motivo del Día Mundial contra la violencia y el acoso escolar el próximo 3 de noviembre, los expertos del programa RECURRA GINSO han querido desmentir los principales mitos sobre el acoso escolar, con el fin de prevenir, concienciar y sensibilizar a la población.


El acoso escolar se da cuando un menor o un grupo de menores maltratan de manera intencionada y repetitiva a otro, abusando de un desequilibrio de poder físico o social y generando graves consecuencias a corto, medio y largo plazo sobre la víctima. En la actualidad, el bullying tiene una gran incidencia entre los 10 y 11 años, y se intensifica en los cursos de secundaria. Según el estudio “Yo a eso no juego” de Save the Children, el principal motivo de acoso es el aspecto físico y las víctimas suelen ser mayoritariamente chicas, mientras que el perfil del acosador suele ser masculino.


Los expertos de RECURRA GINSO, programa especializado en salud mental infanto-juvenil, aseguran que el acoso escolar es la principal causa de suicidio entre la población infanto-juvenil, causando alrededor de 200 mil suicidios al año en el mundo. Además, destacan que aproximadamente el 52 % de los menores ingresados en su centro terapéutico ha sufrido acoso escolar en algún momento. Esta realidad refleja la necesidad de aplicar un plan de prevención enfocado a las escuelas y las familias, con el fin de mejorar la relación entre los jóvenes.


Principales mitos sobre el acoso escolar


Para contribuir a la educación de los menores en el aspecto relacional, los expertos consideran necesario desmentir los principales mitos sobre el acoso que dañan la percepción que se tiene sobre este tipo de violencia. Entre algunas de estas creencias destacan:


“Hay que restarle importancia, ya que es cosa de niños”. A pesar de que el acoso se da entre menores, el lugar donde ocurre es un espacio vigilado por adultos, habitualmente profesores. Es imprescindible que cualquier persona que intuya acoso o ciberacoso lo ponga en conocimiento del responsable del centro para que se active el protocolo de actuación. “En muchas ocasiones observamos cómo los casos de bullying en colegios no son tratados con el protocolo que marca cada Comunidad Autónoma. Esto se debe principalmente a la creencia de que alertar de un caso de acoso puede causar mala reputación sobre el centro, cuando la realidad es totalmente lo contrario. Los padres deberían valorar positivamente que un colegio detecte y ponga en marcha el protocolo de actuación, ya que significa que el centro apuesta por el bienestar emocional de los alumnos y no tolera este tipo de comportamientos”, explica Cristina Arana, psicóloga de RECURRA GINSO.


“La violencia es algo normal, siempre ha pasado”. Con la aparición de las nuevas tecnologías, la violencia se ha trasladado al hogar del menor a través de redes sociales como WhatsApp, Instagram, TikTok o los videojuegos. Este tipo de violencia, conocida como ciberacoso, tiene la característica de facilitar el anonimato del acosador, de prolongarse en el tiempo y de tener más observadores, provocando efectos devastadores sobre la víctima. El ciberbullying suele ocurrir por primera vez entre los 8 y 9 años, y se ha convertido en una práctica muy peligrosa por la facilidad a la hora de distribuir contenido y del alcance que puede llegar a tener. La prevención y educación sobre nuevas tecnologías es una tarea conjunta entre docentes y padres, quienes pueden supervisar la actividad de sus hijos en internet a través de la confianza, la seguridad y la comunicación con ellos.


“Tienen que aprender a defenderse solos”. Es importante reforzar la autonomía de los menores a través de actividades controladas y de pequeñas decisiones que irán evolucionando a medida que crezcan. No obstante, dejar que un niño se enfrente solo al acoso de un compañero no refuerza su independencia, sino que incrementa su frustración, indefensión e inseguridad. “Los profesores, el personal educativo y los padres deben intervenir ante cualquier caso de acoso escolar, sin dramatizar la situación, pero sin quitar la importancia que requiere. Es fundamental entender el daño que ha recibido el menor y trabajar con ayuda de profesionales en su autoestima y en las capacidades que le permitan gestionar el miedo, la vergüenza y la culpa que genera el bullying”, comenta Cristina Arana.


“La peor violencia es la física”. Según recientes estudios, el tipo más habitual de agresión en las escuelas son los insultos y los motes con un 79,8 %. El acoso psicológico o emocional es más nocivo que el físico, ya que si el menor no lo comunica es más difícil de identificar y tratar. Algunas de las principales consecuencias del acoso psicológico son el daño en la autoestima, el incremento del estrés, la tristeza, el fracaso escolar, la depresión e incluso el suicidio.


“Solo se debe ayudar a la víctima”. Del mismo modo que las víctimas sufren duras consecuencias psicológicas, el acosador tiene mayor predisposición a caer en depresión e ideación suicida, así como a consumir sustancias tóxicas y a repetir patrones conductuales con parejas o familiares. Las principales características de los abusones son la falta de autoestima y seguridad, y la necesidad de aprobación y atención. “En muchas ocasiones, los padres se niegan a admitir que sus hijos son acosadores, bien por vergüenza, culpa o por miedo a judicializar el proceso a edades tan tempranas. Sin embargo, en estos casos es necesario actuar, cortar la conducta violenta, darle respuesta y al mismo tiempo trabajar en la educación del menor en el respeto, la empatía, el diálogo y la reparación del daño, reforzando buenos hábitos sociales. Para ello es fundamental el compromiso de los menores y la colaboración de la familia”, añade Cristina Arana.


El principal problema ante el acoso escolar es la falta de información o sensibilización, que genera mayor miedo entre las víctimas y los observadores y, a su vez, silencio en torno a la situación. Con el fin de luchar contra la desinformación y arrojar luz sobre el problema que supone el acoso, se han creado diferentes recursos como el programa Generación Convive, que va dirigido a los profesionales educativos para ayudarles a desarrollar las habilidades sociales, emocionales y personales de sus alumnos, a través de valores como el respeto, la empatía y la asertividad. El objetivo es favorecer el buen clima de convivencia en los centros educativos a través de una educación basada en valores e inteligencia emocional, implicando también a las familias y a todos los profesionales que trabajan en el centro escolar.

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