El dramático hallazgo en Gijón de una niña de seis años muerta en la casa de su madre es una tragedia más, inimaginable y cruel. Lo ideal para la ministra de Igual-Da hubiera sido que sucediera al revés para poder vociferar, hablar del infernal feminismo y poner apellidos a lo que es violencia con mayúsculas. La violencia no debe clasificarse y tampoco apellidarse. Esa siempre es violencia, aunque no sentida, ni entendida cuando se pone en boca del comunismo libertario de la siniestra extrema.
Por educación seguiremos hablando de presunción de inocencia, algo que no parece saber interpretar el tal Grande Marlasca (sin “k” y sin guion entre apellidos), porque ni siquiera lo hizo cuando el suceso de Valladolid, que resultó ser un suicidio. Claro, a él y a la muchacha de «medio mandil» de Igual-Da les falta tiempo para soltar la espada de Damocles, caiga en la cabeza que caiga. Precisamente por eso, son el hazmerreír del Gobierno socialcomunista, bien es verdad que el título de fantasmas y payasotes falsarios se lo reparten entre varios, incluso compiten por ello.
En los gobiernos serios que ha tenido España siempre había un ministro o ministra al que le achacaban los chistes y los memes, que entonces se llamaban por su nombre: viñetas. Ya en los Gobiernos de Rodríguez Zapatero empezaron a proliferar y los chistes se los repartían entre más de uno. Con Pedro Sánchez, el mentiroso, casi no pueden repartírselo de la cantidad de chistosos que proliferan en el ridículo: la ocupación de ministerios por parte de podemitas ha contribuido al demérito ministerial y a la nula credibilidad del Ejecutivo: uno por la carne española en mal estado; otra porque vuelve «sola y borracha» y aventa que a las abortistas las raptan en «camiones y furgonetas para enseñarles un feto y hacerles radiografías»; otra porque promete marcharse si se ayuda a Ucrania con armamento, pero se raja al ver que pierde el sueldo con el que nunca había soñado y otra, la vicepresidenta segunda, que se dedica a mentir, abandonar el SEPE al caos, malmeter, amenazar con la asediar la calle con sindicatos rastreros y ocultar un millón de parados que no contabiliza.
La degeneración y el analfabetismo político son visibles desde la aparición de la extrema izquierda en las bancadas del «Congreso de los Leones». Y es que los hipócritas del Gobierno socialcomunista abundan como proliferan las setas y níscalos en Soria o en Portillo. Por si alguien lo duda, no tiene más que leer o escuchar las declaraciones de la tal Rodríguez «PAM», licenciada en Filosofía, pero que, en aras de su demostrado analfabetismo jurídico, se permite exigir a los jueces que se formen en violencia de género. ¡Manda huevos! Desde el aterrizaje de la iletrada y esperpéntica Irene en el Ministerio de Igual-Da, la desprotección de las mujeres ha aumentado considerablemente: cientos de condenados por violación ven rebajada su pena gracias al analfabetismo jurídico y personal de la ridícula y ridiculizada Irene.
La citada iletrada está haciendo tanto beneficio a los violadores ya condenados como Pedro Sánchez a los criminales etarras encarcelados por delitos de sangre. El poder judicial está de la vocinglera ministra hasta el pico de la boina y antes o después deberá pagar su intromisión, propia de una analfabeta funcional inducida por iletrados asesores, chapuceros militantes y mediocres compañeros, muchos de ellos condenados por causas diversas. ¡Hasta la manada de Pamplona verá reconocidos sus beneficios penitenciarios! Numerosas asociaciones de mujeres ya han puesto de manifiesto que Irene Montero «ni nos representa, ni nos protege». Y todo por las atrocidades de la ley del «sólo sí es sí» que tanto juego está dando a la ridiculez, aunque beneficiosa para violadores confesos y condenados.
El machismo que se le reconoce a la ministra de Igual-Da lo achaca ella a los jueces; lo curioso del caso es que muchas jueces son mujeres las que rebajan penas por la ley del «sólo sí es sí». Y como el ridículo de esa chica, que gusta de ir “sola y borracha”, es obvio, ahora se va a multiplicar porque ya hay excarcelados por esa ley que piden indemnizaciones al Estado por el tiempo que han pasado en prisión. Es más, “la Audiencia de Baleares deja en libertad a dos violadores por la ley de Irene Montero». Eso sí, ella no tendrá culpa, siempre la achaca al de enfrente, algo muy propio de irresponsables iletrados, analfabetos, «burriparlantes» y gaznápiros.
Puestos a hablar de rebajas de penas, y empeñado en ridiculizar a esta indocumentada muchacha, vamos a recordarle que el violador de una mujer de 60 años ha rebajado graciosamente su pena en tres años. Otro violador, condenado solo en tentativa por la nueva ley. En fin, con las meteduras de pata de esta muchacha de Igual-Da, y aprovechando que la siniestra perdió la calle hace tiempo, es el momento de organizar una gran manifestación exigiendo la dimisión de Montero. Y no estaría de más que cayera alguna pájara más. Por cierto, si Irene Montero encabeza la lista de Podemos en las generales, por la guerra interna a muerte, mejor que mejor porque es la forma de que el «perroflautismo» desaparezca definitivamente.
Una vez avergonzados de la ministra, Irene Montero, y ya sin posibilidad de volvernos atrás, con su verdulería y, a veces, su silencio (caso de la niña en Gijón) mata la lógica y asesina el sentido común. Está tan condicionada a condenar unos crímenes y a silenciar otros debido a que hace uso de políticas equivocadas y sectarias, incluso su cateto sentido del feminismo cavernario y trasnochado es el resultado de llevar a su enmierdada ideología comunista hasta los propios homicidios. Os recuerdo, amigos lectores, que tardó 48 horas en condenar el asesinato de la niña y porque fue presionada desde Moncloa, con amenaza de cese incluida si no lo hacía.
Cuando la homicida es la mujer, silencio y al escondite. Al contrario, le falta tiempo para demostrar su estupidez habitual y sus dotes de «bocachanclas» maleada. Ya es peor que una breva entre los pájaros. Merece que le hagan los perrillos sin esperar más.
El cinismo de la «menestra», además de sectario es incendiario. Entre ella y la nueva «niña del exorcista» de Podemos, por suerte, acabarán matando esa ideología que lleva a su espalda más de ciento cincuenta millones de muertos en todo el mundo. También contamos los miles de Paracuellos del Jarama.
Vamos terminando. Si bien podemos volcar todo un apedreo de adjetivos negativos contra la ideología socialcomunista, lo cierto y más dañino es que ya nadie podrá devolver la vida a la pequeña, ni mantener la sentencia de los violadores que se han visto descargados en cantidad de pena.
Algo parecido a eso último sucede con los asesinos de la banda terrorista vasca: mientras muchos de los verdugos vuelven a casa por Navidad, al igual que el turrón, las víctimas asesinadas nunca más volverán, aunque siempre las tengamos en el recuerdo permanente, que no es lo mismo.
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