El viernes 25 de noviembre tuvo lugar una charla entre la escritora, crítica y editora Mercedes Monmany y el periodista y escritor Santiago Velázquez en torno a la obra ensayística de este último “Escribir en la nieve” (Caligrama, 2022), libro que ya reseñamos unos meses ha en este mismo medio y del que destacamos la magistral técnica literaria con la que está concebido, la cual hace que su lectura fluya con una suave claridad que contrasta con lo áspero, tenebroso y agreste de lo remitido a través de las crudelérrimas biografías de los magnos escritores rusos auscultados por Velázquez.
Monmany se refirió a las arduas circunstancias en que todos estos grandes de las letras universales de eslava extracción sacaron adelante su obra contra viento y marea en la mayor parte de los casos por ser hijos de una patria saturniana.
Ambos intervinientes enunciaron sin ambages su profesión de rendida admiración a los literatos rusos inventariados por Velázquez, quien ha realizado una labor de significativo calado toda vez que nos otorga la oportunidad de acceder de manera ordenada y coherente a una serie de escritores a cuyas letras habituamos a acudir de manera desagregada y azarosa, sabedores no obstante de sus respectivos pesos específicos. Este libro solventa la antedicha circunstancia, dado que nos historia el autor en el volumen un itinerario por las letras rusas con rigor academicista y con literaria sugestión, logrando un equilibrio del todo atrayente.
Las letras rusas quedaron, así las cosas, adecuadamente reivindicadas por dos amantes de las mismas que connivieron en convenir que estas son dignas de todo encomio y reivindicación. “Escribir en la nieve” emergía, así las cosas, como símbolo de tal ímpetu.
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