Parecen no haber aprendido nada en estos casi 40 años de no fácil democracia. Pues no es de recibo ir dando bandazos, como niños que juegan a guardias y ladrones. Solo que no son ni niños, ni guardias…, sino personas elegidas por el pueblo para que tomen las riendas de este país. Sin embargo, da la sensación de que aprendieran la prueba del 9, para tal vez asegurarse de que 7 por 3 son 21.
O acaso no. Pues nada tiene de niños esta ya cansina situación, con más fuerza que nunca cada día, pero con cada vez más hondo el pozo de los corruptos. De una parte, se ha destapado la caja de los truenos, y de otra, que los ciudadanos vivimos en un microcosmo lleno de contradicciones, de repetidas y variadas noticias, a cuál más disparatada, a cuál más increíble, más vergonzante y vergonzosa.
Se ve que, en vez de allanar el terreno, o avanzar con diligencia aproximando acuerdos, pareciera que ponen trabas, que cambian de parecer (se ha dado el caso de uno, concretamente, que ya ha no habla de lo que hablaba con su programa en la mano. ¿Y todo para qué?, ¿para llegar a dónde? Si nadie quiere hablar con nadie, si no hay verdad en los labios. ¿Es que acaso no importa nada España?, ¿es que acaso nada importamos los demás? El pueblo les envió un mandato, y a él deben atenerse, cumpliendo el deseo de los ciudadanos.
En el mandato de Rodríguez Zapatero, que duró 8 años, no se levantó ni un solo caso de corrupto. (Y que no saquen el asunto de los ERE, que es una cuestión bien distinta). Es lo que estamos viendo desde casi el principio de la legislatura; y luego de manera tremendamente bochornosa, es algo inusitado, que rompe de modo estrepitoso el juramento de cada uno de los ahora corruptos. Toda la fa fuerza la ponían cuando reclamaban, a voz en grito, el voto para hacer un país más próspero, más digno, más culto… ¿Dónde está ahora todo eso?
Y en relación con ese cacareo de múltiples intentonas, para al final nadie sabe qué. Pero el pueblo llano insiste en que echen lo que hay que echarle a este encasillamiento. Y yo sonrojo. Mis ojos se avergüenzan de ver o que ven. Y se me avergüenza el corazón.
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