Cuando ladran los perros en los estercoleros de la mentira política, la mejor defensa de las personas normales, puede ser un libro digno de ser leído entre las manos, frente a este sainete. Dar la espalda, escupir a la mentira, reírse de los nuevos enriquecidos que escriben con renglones retorcidos, que el pesebre con palo de fregona.
El ejercicio de leer significa la necesidad de percibir parte del transcurso de la historia, las civilizaciones de los pueblos han sido un verdadero desafío, una lucha, que ha sufrido persecuciones, jugarse la vida, escapar cuando ha sido posible, antes de ser condenados a la hoguera. Toda una larga epopeya entre el bien y el mal, un pulso hacia un espacio vital, libre para el desarrollo de la humanidad. La historia nos muestra numerosos y trágicos ejemplos de los poderes absolutos, esas dictaduras, algunas vestidas de nazareno o y demócrata de toda la vida, siempre han visto en el libro un enemigo peligroso, que no se puede olvidar, el severo Índice, la feroz intransigencia de las religiones conservadoras.
No es correcto considerar la lectura simplemente un delicioso espacio de distracción, aunque si compañía agradable con la que aliviar la soledad, es lectura y protección de todos, no sólo como placer para elegidos. El tener un libro entre las manos igualmente es acto social para la mente y así no aniquilarse ni retroceder, poder sentirse motivado para colaborar en defender lo conseguido como alimento intelectual y social, esperanza por el que continuar reivindicando libertades y derechos humanos, así como la preservación del legado cultural heredado.
La defensa de la persona ante los peligros de una globalización manipulada y dirigida por intereses y beneficios concretos, premeditado programa de enajenación y mediocridad en la que pretenden enjaular a la sociedad.
Hoy, una sociedad inmersa en Internet publicitario del compro y vendo, la mentira, ocio y consumo, vive bajo la más preocupante amenaza de ser envuelta por la manipulación, por la acorazada potestad que poseen los grandes medios de comunicación, capaces de alienar a millones y millones de seres humanos, hasta sumirlos en la más profunda y sumisa ignorancia.
En geografías desarrolladas donde la sociedad no vive bajo el terror del hambre, la miseria y la esclavitud, pero sí bajo la más sutil amenaza de ser mentalmente esclavizada. Son los nuevos métodos, con las mismas intenciones por parte del verdadero poder. Estamos ante una nueva Inquisición informática.
Se trata pues, de manera sencilla y didáctica, pero constante y transparente, despertar el interés por la lectura. Susurrar entonces, que ésta en toda la amplitud de la palabra, no teledirigida, no manipulada puede llenar el vacío de la soledad, activar el ejercicio mental y del conocimiento con el que lograr ejercitar nuestros propios análisis. A la vez que ser inmejorable la compañía que proporciona el libro para adquirir personalidad y capacidad racional por encima de la rutina diaria, que puede conducir a la total frustración hasta sentirse nada más que un objeto de deseo en un tiempo de marginación perpetua en una segunda fase. Defender esa intimidad que está amenazada por una oferta mediocre y sibilinamente estudiada. Basta un ligero análisis para descubrir que se encuentra vacía de contenido y llena de trampas con las que confundir y explotar tanto la mente como el cuerpo.
Contra tan grave peligro el mejor antídoto es la lectura: “el arma de guerra” más eficaz como señalaba el escritor francés Stendhal, el autor de Rojo y Negro, refiriéndose a la gran obra escrita por Cervantes.
|