Acaba el año 2022 con las miradas puestas en un año nuevo que nos deparara nuevos desafíos y retos a nivel económico, político y social. Un tiempo, en el que el marco de los fondos europeos deberán marcar nuevos hitos en la regeneración y reindustrialización del tejido empresarial, emprendedor y competitivo en Europa y de manera más concreta en países como Portugal, Italia o España. Grandes beneficiarios del “Plan Marshall” de la reconstrucción económica tras la pandemia de la Covid19. Un momento histórico para el reposicionamiento de los territorios en un marco global de competitividad en el que Europa debe apostar de manera decidida por la innovación como elemento diferenciador de su tejido productivo y como pilar tractor en la retención y atracción del talento por el que hoy se compite en el mundo. Y es que, la posición de partida de Europa no es nada ventajosa frente a otros espacios que hoy progresan en población, apuesta por la tecnología, capacitación y en definitiva posicionamiento global en la geopolítica mundial. Protagonistas de este tiempo son ya China e India pero también continentes como el africano que poco a poco busca posicionarse en el tablero global del cambio. Ese en el que occidente parece venir a menos frente al impulso asiático e indopacífico.
Es aquí, en este campo de juego en el que nuestro país debe desplegar su estrategia coordinada en el marco europeo de impulso al talento y la innovación. Apuesta, que necesariamente debe transitar por ámbitos como los de la generación de territorios especializados de manera específica por sectores emergentes o la apuesta decidida por una red de territorios y ciudades medias competitivas e innovadoras vertebradas a través de agentes públicos y privados en la generación de aspectos tractores de cambio.
Hoy, vivimos un tiempo en el que los territorios compiten en un mundo globalizado y deslocalizado en el que los innovadores eligen donde desarrollar sus proyectos y el nomadismo digital se presenta como un elemento de constante crecimiento. Pero ¿Cuáles son las claves de inicio que permiten esta atracción? , son varias las posibles respuestas a esta pregunta seguramente muy repetida en todo proceso de planificación estratégica , pero entre todas varias las de necesaria presencia en todo territorio que aspire con éxito a ser un referente. Destacamos aquí así, dos elementos como el de la densidad y la interconexión, en el primer ámbito determinado por la configuración y presencia de agentes públicos y privados orientados a la innovación y la especialización del territorio. En el segundo, por la capacidad de conexiones entre los mismos y la creación de espacio comunes que hagan posible el nacimiento de proyectos, iniciativas y acciones que impulsen el propio ecosistema. Aspectos estos que plasmados en el diagnóstico de cada espacio deberán identificar los elementos diferenciadores del propio territorio, los agentes, sectores y las posibles alianzas convergentes entre todos ellos.
Es aquí, donde estos elementos transitan y se conectan en la generación de un ecosistema capaz hoy de presentar sus señas de identidad para competir en el mercado global. Son así, factores de éxito que determinaran la menor o mayor progresión de estos territorios que apuesten por la innovación y el talento: La estructura universitaria y de conocimiento formativo, la existencia de un marco real de permeabilidad y de relación entre empresas, universidades, centros de formación, la determinación e impulso a una masa crítica de investigación y desarrollo a través de hubs o centros de investigación especializados, la vinculación de las empresas y startups en la respuesta a los procesos de mejora de competitividad, la orientación cultural hacía el emprendimiento en todas sus fases apostando por las edades tempranas en la primera conexión hacía estos aspectos o la apuesta de los territorios por motores de desarrollo específicos y especializados.
La clave del éxito hoy se mide así en la determinación de las apuestas que hagamos en el impulso decidido como país en estos campos en los que los pilares institucionales, la apuesta por el capital humano en su desarrollo, remuneración e impulso, la financiación y la inversión en el ámbito innovador o el fortalecimiento de las empresas desde los aspectos tributarios, fiscales, financieros y económicos se muestran así como aspectos sobre los que hoy no nos podemos permitir su no presencia en la estrategia como territorio.
Vivimos un tiempo en el que los cambios son exponenciales, las transformaciones permanentes y la velocidad de la economía global, un momento crucial en la historia en la que las revoluciones de toda índole convergen con la demanda de liderazgo global de nuevos liderazgos territoriales que hacen que la configuración del mundo como lo conocemos y las estructuras que creímos permanentes muten. La clave estará en saber encontrar y posicionar a Europa, España y los territorios que la conforman en un tablero global de grandes oportunidades pero también profundos retos.
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