Alguien dijo que las cárceles no sólo sirven para reeducar sino, también, en casos como Cataluña, para reinventar la Justicia, la Democracia y la Constitución. Algunos, muchos, dirían que, en España, el sistema de la MENTIRA PROGRESISTA se ha instaurado, condenando al sometimiento político a todos aquellos que en libertad acuden a las urnas. Esos mismos apuntalarían el desface de la DISCIPLINA DE VOTO en un desarrollo jurídico, en el cual la moral y la ética personal e individual, son esencia de la libertad.
Parece ser que en España no conseguimos superar el cainismo, “actitud revanchista contra los propios compañeros, amigos, compatriotas”; por eso, lentamente, desde que se fraguola Constitución, ciertos personajes, “llamados políticos”, y ciertos grupos, “llamados Partidos”, han ido minando la esencia de la RECONCIALICIÓN y han ido vendiendo como progresismo el ROJO y el AZUL, símbolos de un “guerracivilismo”caduco, pero para muchos “interesado”.
2022, año memorable, en el que un Gobierno se ha convertido en cautivo de sus propios intereses “egocéntricos” y se ha vendido, para conseguir los mismos, a cualquier fuerza política, sin respetar el bien común e incluso sin respetar su propia idiosincracia.
2022, año fatídico, en el que el propio Presidente del Gobierno, en plena Europa, descalificó a su propio país, ESPAÑA, manifestando que en la misma se estaba desarrollando un “Golpe contra la democracia española”, una “agresión a la inviolabilidad parlamentaria”, un “atropello a la soberanía popular”.
Soliviantando los conceptos y las formas, calentamos la atmosfera ideológica, acudiendo al GRUPO PUEBLA para que los interiores de nuestra casa sean juzgados por los que van camino de arruinar a sus propios países.
Duro es tener problemas... grave es no saber solucionarlos... mucho peor es colgarles en el exterior... despreciable es subirse al carro del populismo y, vía Falcon y Súper Puma, busquemos auxilio en los derrotados “más allá de los mares”.
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