Una reunión de vecinas comentando cómo sus maridos las satisfacen sexualmente y hablando en voz baja para que no se enteren los niños, tiene más pudor y vergüenza que lo que dice Irene Montero y su congénere Ángela Rodríguez Pam, que han convertido el sagrado templo de la democracia, el Congreso, en un lodazal y un basurero.
¿Se puede caer más bajo? Desde luego que sí, si se trata de la Ministra de Igualdad, Irene Montero y de su comparsa. Enarbolan la bandera de la defensa del feminismo, y han arrastrado la dignidad de las mujeres por los más bajos fondos de la indecencia. Hay temas que, si se tratan, comentan o exponen, debe de hacerse entre amigos íntimos, familiares o personas con las que se tiene una profunda confianza, en las que se puede depositar cosas tan reservadas que nadie más tiene que conocerlas, como es lo que hemos referido de la satisfacción sexual. Son asuntos interiores que conciernen a la esfera más privada de las personas. Bien, pues esta cosa, no es digna de que se les llame persona, que responden al nombre de Irene Montero, como no tiene más ocupación que dar rienda suelta a sus insatisfacciones, taras, y deficiencias mentales, se entretiene públicamente y a voz en cuello, con una furia y rabia inusitadas, en decir: “Hoy toca hablar del placer de las mujeres y del deseo sexual de las mujeres de 60,70 y de 80 años. Y va a tener que tocar hablar de tener relaciones sexuales con la regla y cómo sentimos las mujeres el placer y con qué prácticas sexuales no lo sentimos”. No le va a la zaga la secretaria de estado del Ministerio de igualdad, Ángela Rodríguez Pam, que se ha puesto a pontificar sobre el placer que sienten las mujeres, mostrando su disgusto y que le produce escándalo que las jóvenes españolas, en el alto grado de un 75% prefieran la penetración sexual a la masturbación. Preguntas: ¿No parece esto asqueroso e indigno, además de denigrante que ministra y secretaria de Estado hablen de estas cosas en el Congreso de los Diputados? ¿Deberemos de tolerar que personas que pertenecen a partidos políticos, bueno Podemos, posiblemente sea una banda de facinerosos, en la 2ª acepción que la RAE da a esta palabra, entren en nuestras casas e intenten imponer a nuestras mujeres cómo han de comportarse sexualmente? ¿No da asco y vergüenza que personas, buenas para nada, a las que les pagamos el sueldo se dediquen a imponerles a las mujeres cómo han de proporcionarse el placer sexual en solitario? ¿El Congreso está para eso, para vomitar en él toda clase de inmundicias e indignidades, con las que más que ayudarles a las mujeres las denigran y envilecen? ¿Esto es feminismo? ¿Eso es defender los derechos de las mujeres, hablar de cómo han de comportarse sexualmente? Clara Campoamor debe de estar revolviéndose en su tumba pensando en que lo que tanto luchó por conseguir el voto femenino, estas mujeres libidinosas lo utilicen para preocuparse por el placer sexual. ¿Qué diría Fernán Caballera, seudónimo de Cecilia Böhl de Faber, que defendió con denuedo a la mujer en sus aspiraciones de progreso y liberación de sus ataduras? Estos podemitas son una banda de desarrapados libidinosos, sin principios, sin educación, sin dignidad y sin vergüenza, cuando se atreven a hablar en público y a grito pelado, de lo que se debe de reservar para la alcoba y la intimidad.
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