En la charla que ofreció Juan Velarde «El futuro de la economía española» en 2019 en la Complutense de Madrid en la Fundación Ramón Areces , el 6 de noviembre, en donde también participó , Nadia Calviño, la Ministra de Economía, tuve la suerte de poder hablar, con él tras la misma.
Juan Velarde, muerto recientemente, con 93 año y que en 1992 fue Premio Príncipe Asturias en Ciencias Sociales, entre muchas distinciones más.
Fue en una conversación informal tras la misma la que me abrió la luz independiente de las posiciones políticas sobre lo que expongo en este artículo.
En un contexto de creciente desigualdad económica, la idea de una "clase media" se ha convertido en una herramienta ideológica para justificar la desigualdad estructural. Esta discusión sobre la clase media no es nueva, pero ha cobrado una nueva relevancia en los últimos tiempos debido al aumento de la desigualdad y la disminución de los ingresos reales para muchas familias.
La clase media se define como aquellos que tienen ingresos modestos y algunos niveles de acceso a los bienes y servicios comunes. El concepto se usa comúnmente para referirse a individuos con salarios que se encuentran entre el 20 y el 50 por ciento del promedio nacional. Sin embargo, hay quienes argumentan que la clase media no existe en realidad. Esto es debido al hecho de que los límites de "ingresos medios" varían ampliamente entre los países, incluso entre aquellos con economías similares. La realidad es que cada país tiene su propia definición de lo que significa ser "de clase media", lo que significa que es difícil establecer una definición universalmente aceptada. Esto se debe a que los criterios para determinar quién pertenece a la clase media varían de país a país. Por ejemplo, en Estados Unidos, una persona con ingresos anuales entre $40.000 y $60.000 sería considerada como miembro de la clase media, mientras que en Francia podría ser considerada parte de la clase alta.
El concepto de clase media está siendo instrumentalizado para justificar la desigualdad económica existente. El argumento es que el énfasis en los límites superiores de lo que significa ser "de clase media" distrae la atención de las personas más necesitadas, mientras que el énfasis en los límites inferiores permite justificar un acceso limitado a bienes y servicios esenciales. En esta sociedad el concepto de clase media se ha convertido en una herramienta política para adocilizar a la población.
La clase media se ha convertido en una construcción muy limitada, cuyo objetivo principal es mantener a la gente contenta con su situación actual, una herramienta de control, no sólo para limitar el éxito de las personas, sino también para mantenerlas satisfechas con su nivel de vida y su situación económica. En los últimos tiempos, el concepto de la clase media ha servido como una herramienta para minimizar los problemas sociales y económicos que afectan a la mayoría de la población. Se ha utilizado para justificar el bajo salario, las desigualdades de la educación, la desigualdad de recursos entre grupos sociales y la falta de oportunidades para los menos privilegiados.
Por otra parte, el concepto de clase media se ha transformado en un mecanismo de alienación. El hecho de que el éxito se considere una cuestión exclusiva de la clase media contribuye a crear un sentimiento corrosivo de inferioridad entre los demás estratos sociales. Esto puede tener un efecto devastador en las expectativas y aspiraciones sociales y laborales. En definitiva, el concepto de clase media es una mentira utilizada para calmar a la sociedad. Está diseñado para dar a los individuos la impresión de que su nivel socioeconómico no es tan malo como podría ser y para limitar sus aspiraciones. En realidad, el concepto de clase media restringe las posibilidades reales de éxito y mejora económica para aquellos que no forman parte del grupo privilegiado. Esto me lleva a otra pregunta más dura ¿Acaso existe la democracia, o sólo es una mera puesta escénica?
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